No siempre le da a uno gusto equivocarse…
Pero anoche, sí… y mucho.
Apenas unas horas antes decíamos acá que la pasión de muchos de los Clásicos se queda en la grada, en las redes, en el choteo, en el madreo al compadre en las carnes asadas, al amigo en la escuela, en la oficina, y en la cancha no pasa nada.
Anoche, pasó.
Que le manden una caguama al encargado de la cancha del Universitario; se vio serenita, firme, y aguantó vara, aunque resbalosa, naturalmente porque el agüita al posarse en ella se convertía en hielo.
Pese a todo ello, los protagonistas aportaron enjundia suficiente para esperanzar los seguidores de ambos bandos.
Realmente se vio como que los jugadores entienden que esta edición es limitada y se saborea distinto.
Tigres, al más puro estilo del profesor Ferretti, que no le saben bien las finales sin no hay drama de por medio; un Guzmán que se cree el Dios del arco e inventa peligro donde no hay, se tuvo que comer el primero cuando todavía algunos estaban entrando por el túnel a tomar sus asientos.
Nico Sánchez metió el frentazo perfecto y Guzmán se encargó de completar la obra.
El Tigre con más tiempo de posesión, al grado que por ahí del 83′ la tocaron 23 veces antes de llegar al manchón penal, donde Valencia encimó a su defensor, cometiendo faul y ahí se acabó el corrido.
Monterrey, insistente, garrudo, bravo, devolviendo cada golpe que intentaba asestarle el felino.
Si no hubo más goles, tenemos que culpar un poco a la cancha, un poquito al nerviosismo de los ejecutantes y uno poco más a los arqueros, sobre todo a Guzmán que le tapó un mano a mano a Pabón con el pecho.
Giganc reventó una en el palo, Vargas tiró una arriba y Valencia una más que voló a la tribuna, producto de la pista de hielo donde estaban parados y al golpeo impreciso al balón.
Donde sí mostró tener los machos bien puestos fue en el penal. Una luz de bengala en medio de la noche.
En general fue lo que los antiguos llamaban un duelo “de ida y vuelta”; nadie dio ni pidió tregua.
El silbante Jorge Isaac Rojas, bien a secas; perfecto en el penal marcado y mejor en un balón que pega en el brazo de Basanta.
Pudo marcarlo como penal, pero consideró, acertadamente, que el defensor no intentó ayudarse con el brazo, sino que fue fortuito el contacto.
Le dio mucha fluidez al partido sin hacer caso a los berrinchitos de niño chiflado de Carlos Sánchez, ni a los reclamos de Funes que comió pasto varias veces, con un empujoncito o buscando una falta inexistente.
Basanta y los González, Hugo y Jonathan, se reventaron un partidazo por Rayados; Montes, bastante bien, se nota que su único defecto para no jugar siempre tiene que ver con su acta de nacimiento; Pabón y Hurtado, más que discretos. Al Pato no lo vi. Funes… esteee… cometió un penal.
Cuando Funes salía del área, ni Hurtado ni Pabón le echaban la mano, como sí hicieron los felinos cuando Gignac se tiraba a los costados, aparecían Valencia y Vargas.
Este asunto no es así, pero si se tratara de jugar a sustos, Tigres ganó 5-2.
Por los de amarillo, en resgistros de crack: Hugo Ayala, hasta que se acordó que el domingo tenía una posada con unas tías a las 6 de la tarde, le metió un estatesosiego a Funes (otro) de regalo navideño y vio la roja.
Rodríguez, Rafa Carioca y Gignac, fueron otros que metieron en aprietos serios a los vecinos. Juninho, bastante bien; Aquino y Vargas, sobresalientes. La Roca Luis Rodríguez rebotó a cuanto rayado hacía contacto con él.
Pero, le decía del silbante.
Iba perfecto hasta que decidió perdonarles la roja directa a Vangioni y Ayala.
Para suerte de Rojas, ambos jugadores, le enmendaron la plana y de cualquier manera se fueron a bañar temprano… pero se vuelve a equivocar al mostrarle una segunda amarilla a Vangioni, cuando debió ser roja directa.
Se nota que Leonel no es lateral-lateral porque Valencia le bailó enfrente un jarabe tapatío varias veces, hasta que lo aplacó con aquel guadañazo.
Fuera de eso, muy bien el señor colegiado y muy bien los contendientes que ofrecieron una demostración de brava lucha, acorde al poderío y al talento propio y de sus estrategas.
Señoras y señores, pongan la cerveza en el hielo y la carnita a marinar porque esto se va a poner bueno.
Regreso, no se vayan…