En Tamaulipas como en Nuevo León, el próximo año habrá elecciones cruciales. Sin embargo en el vecino estado el PRI se juega el todo por el todo, porque irá de por medio la gubernatura y la posibilidad de que el PAN recupere aquello que ganó en 1997 con Fernando Canales Clariod, uno de los peores gobernadores que registra la historia de la entidad.
Mientras en Tamaulipas el dirigente tricolor ha asegurado que su partido buscará obtener el ‘carro completo’ , en Nuevo León pocos dudan que las dos principales fuerzas políticas se van a repartir el pastel.
El Revolucionario Institucional neolonés tiene a un tamaulipeco bien posicionado. Se trata de Abel Guerra Garza, originario de Reynosa, quien fue dos veces alcalde de Escobedo, dirigente de su partido a nivel estatal, ex candidato a la alcaldía de Monterrey y, por segunda ocasión, aspirante a la gubernatura.
En 2007 Abel buscó ser presidente municipal de Monterrey pero fue víctima de la campaña del miedo del PAN contra Andrés Manuel López Obrador, ya que favoreció al su contrincante albiazul Adalberto Madero Quiroga.
Pero el destino los puede volver a enfrentar en 2009, esta vez en busca de la gubernatura. En las encuestas ambos encabezan las preferencias del electorado en sus respectivos partidos.
Desde hace varios años, casi una década, Madero Quiroga se ha convertido en un caso extraño en Nuevo León, pues ha sido favorecido con lo que se podría considerar ‘el voto de la lastima’ hacia una persona que tiene problemas para pronunciar palabras.
Adalberto nació y creció dentro del PAN como parte de un grupo juvenil en los años ochenta, apoyando las aspiraciones de Canales Clariond. Se hizo diputado local y después senador de la República, superando en las elecciones internas a los candidatos favoritos.
En su gestión como alcalde de Monterrey, que termina el año entrante, ha sido centro de la polémica, sobre todo de algunos de sus colaboradores acusados de corrupción en Tránsito, Alcoholes y Parquímetros, entre tras áreas.
Su mismo partido ha cuestionado su administración al asegurar que ha utilizado su puerto y la nómina municipal para dar trabajo a militantes con derecho a voto en la convención panista cuando se elija al candidato al gobierno.
Una historia muy parecida a la que se escribió en Reynosa entre 2005 a 2007, cuando el entonces alcalde albiazul Francisco García Cabeza de Vaca, utilizó el presupuesto para eternizarse en el poder, queriendo heredar la presidencia a peleles teniendo como arma secreta la nómina de un Ayuntamiento.
En fin, hay que seguir de cerca lo que pasará en Nuevo León cuando el PAN y el PRI se enfrasquen en una guerra sangrienta, mientras que en Tamaulipas el 2009 servirá para que los partidos vayan afilando sus garras.
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