Asentado el nuevo gobierno estatal y ya más que enterado del broncón sobre el transporte urbano que aquí en nuestra ciudad se padece, sin duda que la autoridad de la entidad, a la brevedad revolucionará lo que hoy es un pésimo servicio. Porque eso es el armatoste urbano, una grosería, un insulto y una falta de respeto para la clase trabajadora, por parte del “pulpo camionero”.
El Gobernador ha dicho que “primero los que menos tienen”, por lo que para mover a un Estado hacia el progreso y el crecimiento, primero hay que entrarle a ese “servicio”, ese que mueve a la clase trabajadora y que hoy la desplaza super mal, pésimamente.
El Estado tiene que llegar poniendo “al tiro” a los responsables, llamarlos a dar el ancho, so pena de quitarles las concesiones, pues permisionarios siempre habrá en el país, sobre todo que den algo mejor que lo que hoy se ve en Nuevo Laredo.
Están estos weyes de hoy, aquí, le pagaron al bandido del “Chompa de Res” para que a cambio de una “corta” ($$$) no les hiciera nada, para que voltease la cabeza, los cuernos y la jeta, para otra parte, mientras que el pulpo camionero abusa del usuario, pese a que este pobre lo enriquece cada día.
A Enriquecido Rovas, como la alcachofa de Nuevo Laredo, durante cinco años también lo “aceitaron” para que como primera autoridad del pueblo tampoco la hiciera de tosferina, le daban su buena iguala, para que se peinara del lado de los permisionarios.
Así que ahora con el movimiento estatal y municipal de la Cuarta Transformación, sintonizados en el mismo canal, tenemos que esperar que en Nuevo Laredo ya muy pronto se diga adiós a los cachivaches de los años 80, latas con llantas de 40 primaveras de uso.
“Juan Pueblo” sabe y por ende debe sentirse optimista, que este viernes vino el subsecretario de Transporte Público en Tamaulipas, José Armando Lara Valdez y se reunió con la alcaldesa Carmen Lilia Cantú Rosas Villarreal. El ciudadano entiende que con esta visita se pone en marcha la carrera por la mejora del problema que nos ocupa. Que la presidenta municipal ya fue escuchada en Ciudad Victoria, respecto a la queja que durante un largo año y un mes ella recogió de parte del mismo pueblo.
Estrictamente no se le podría llamar servicio porque simplemente no sirve, es una vasca de perro, un viaje en camión es lento, cansino, malo, abusivo por pésimamente diseñado, peor organizado y muy castroso (además de castrante, pues si te toca una filosa y oxidada lámina de las muchas que hay dentro de cada mugre esa con llantas, ¡Adiós! a tus genitales masculinos).
EL PUEBLO RECLAMA
Dejemos por un momento de lado al usuario que es el que enriquece a los permisionarios con su paga de boleto (varios al día, por lo menos cuatro por cabeza), vayamos con el industrial, el comerciante, el empresario, el patrón, el empleador, ese que a diario sufre la llegada tarde o la ausencia definitiva de su trabajador.
Claro que se queja y que otros posibles inversionistas la piensan para venir a asentar sus empresas.
El mal servicio incluye a los monos que van trepados al volante, los batos van hechos madre y a decir por los ojos rojos que se cargan algunos de ello, tintos en sangre, como si fueran conejos de castilla, van bien enchacuacados, harto pachecos.
LARA VALDEZ, NO TE TARDES
Volviendo al funcionario estatal del transporte, vino a poner al nuevo delegado local de esa rama, un bato de casa llamado Gilberto Martínez Árcega, de quien esperamos que se faje a la altura de las circunstancias, en una ciudad con un problemón bruto. Que esa mancuerna, junto con la alcaldesa y el cabildo se tiendan raudos y veloces a cambiar todo ese mugrero.
Que con la estrategia del “chicotito sí, chicotito no”, metan en cintura a los concesionarios, que les lean la cartilla y si no quieren jalar, pues que hagan una catafixia de permisionarios, al fin y al cabo, hay gente de Monterrey, Aguascalientes, Torreón, San Luis Potosí o de donde sea, fácil y con la zurda podrían venir a suplirlos.
El mejorar la bazofia que hoy se tiene, es clave para atraer la inversión foránea, nadie quiere venir a un pueblo de lentitudes y carretas, donde un obrero o trabajador gasta más de dos horas en moverse de su casa al jale y viceversa. El empleado de cualquier centro de producción o comercio, no debe pasarse tres o cuatro horas cada día, montado en los camiones.
Unidades que si bien les va, pasan cada hora por el punto más cercano de algunos barrios, no todos. Eso si el choferoz pacheco decidió ir hasta el fondo de la colonia o cubrir la ruta completa, porque suelen desviarse a medias, tomar atajos, porque ya les anda por ir a darse un pase o por ir a quemarle las patas a Satanás.
“Trabajaremos en conjunto para darle una solución al problema y que los ciudadanos cuenten con un servicio digno”, dijo Carmen Lilia Cantú Rosas, resumiendo inteligentemente el sentir del pueblo y lo que este desea.
La calidad de la oferta a la demanda del servicio del transporte público se traduce o permea en todo el pueblo, directa o indirectamente.
Los niños y los muchachos en la escuela, nadie quiere estar de madrugada o a oscuras en la mañana esperando un camión para ir al turno matutino o que no pase y por ello no se asista a clases.
Los viajes de más de una hora de casa al trabajo o al escuelín, no son de Dios, no en un pueblo como Nuevo Laredo, debe haber rutas más directas, de menos tiempo, más cortas, con o sin transborde de unidades.
Que no se tenga que usar dos camiones en cada viaje. La ciudad mejoraría ambientalmente con camiones más nuevos, rutas más inteligentes, todo mejor ideado.
El transporte urbano es para quien no puede costearse un auto, pero no es para que la persona humilde, el proletariado, se gaste buena parte de su salario en desplazarse o en enviar a sus hijos a la escuela. El moverse en camión es para el que menos tiene, así que no la jodan señores del pulpo camionero.
Y finalmente, bajar consumos de carburantes y de contaminación ambiental o polución, también es muy importante para la ciudad y para el ciudadano, para todos.