La ONU-Habitat hizo un diagnóstico sobre Reynosa tanto en lo urbano como en lo social, que en resumen, ese estudio arrojó que los reynosenses se sienten orgullosos de ser trabajadores y hospitalarios, pero no así de las condiciones urbanas de la ciudad y en ese dictamen que les llevó 8 meses elaborarlo, recomiendan la forma de hacer de ésta ciudad una urbe inclusiva, segura y sostenible.
Por lo anterior, si ahora la autoridad municipal local ya sabe que nos satisface y que no, en virtud de que participó junto con ONU-Habitat en el taller “Visión Reynosa 2030” a través del Instituto Municipal de Planeación, también ya tiene una agenda urbana que deberá atenderse en todas las decisiones que adopte el cabildo.
Pero ahora falta la parte más complicada que consiste en conseguir los recursos para hacer de Reynosa como lo recomienda el organismo de la ONU, un lugar en el que haya un equilibrio entre lo social y lo ecológico.
Sin embargo, con toda y la buena nueva de contar con una agenda urbana hasta el 2030, hay un agudo conflicto de inseguridad que deprime y da al traste con cualquier programa de mejoramiento de la ciudad, y por ello resulta absurdo -al menos para el ciudadano lo mismo de a pie que de vehículo-, tanta crítica o cuestionamiento a la creación de la Guardia Nacional con soldados y marinos.
Las cosas ya están a nivel de medidas extremas que por lo regular no son acordes con las disposiciones constitucionales, por lo que, en las actuales circunstancias -como lo recomendaba Danton-, la Constitución debe dormir, pero ya es miércoles de rompesemana, frío y lloviznando: ambiente ideal para rendirle tributo a Mayahuel pero a traguitos, los buches de Pedro Infante eran de agua.
Que tengan un bien día todos.