Ana María Shuad es una escritora nacida en Buenos Aires en 1951. A los 16 años publicó sus primeros poemas. En 1980, ganó el premio de la editorial Losada.
Algunos de sus libros abordan el microrrelato, un género en el que ha obtenido el máximo reconocimiento internacional. Ana María ha escrito varios libros de cuentos y sus libros para niños obtuvieron premios nacionales e internacionales, actualmente se leen por toda América Latina y España.
En 2014 recibió el premio Konex de Platino y el Premio Nacional de Literatura. En 2016 recibió en México el Premio Internacional Arreola de Minificción. Parte de su obra ha sido traducida a 15 idiomas, según se lee en su página web personal.
Ana María Shuad escribió magistralmente un microcuento titulado Arriad el foque, apenas 73 palabras que me llevan a una reflexión que me gustaría compartirte, pero primero leamos el texto en cuestión:
¡Arriad el foque!, ordena el capitán. ¡Arriad el foque!, repite el segundo. ¡Orzad a estribor!, grita el capitán. ¡Orzad a estribor!, repite el segundo. ¡Cuidado con el bauprés!, grita el capitán. ¡El bauprés!, repite el segundo. ¡Abatid el palo de mesana!, repite el segundo. Entretanto, la tormenta arrecia y los marineros corremos de un lado a otro de la cubierta, desconcertados. Si no encontramos pronto un diccionario nos vamos a pique sin remedio.
En política vemos cómo los gobernantes giran instrucciones, ordenan, mandatan, comisionan y todos los demás sinónimos que le podamos anotar. Siempre hay un segundo, uno que por su posición es quien se encarga de delegar las instrucciones que su jefe ordena. Pero, ¿quién realmente es el que se encarga de traducir la instrucción? ¿Quién es ese filtro que sirve de diccionario para que todo el aparato comprenda las órdenes y verdaderamente se ejecuten?
Pongamos un poco de contexto: en el gobierno de Miguel de la Madrid, el secretario de Gobernación fue Manuel Bartlett, pero el diccionario del presidente fue su secretario particular, Emilio Gamboa. Carlos Salinas de Gortari tuvo varios “segundos”, pero su traductor fue el jefe de la oficina de la Presidencia, Córdoba Montoya. Sobra decir quién es. El presidente Zedillo contó, de igual manera, con varios segundos al mando, pero su diccionario fue su secretario particular, Liébano Sáenz. En el sexenio de Vicente Fox, fue su propia esposa, Martha Sahagún, eso a pesar de sus secretarios Santiago Creel y Carlos Abascal. Con Felipe Calderón, el diccionario fue Roberto Gil Zuarth. En el gobierno de Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong fue un muy poderoso e influyente segundo; sin embargo, Luis Videgaray fue quien ostentó esa distinción. En el actual gobierno, es Jesús Ramírez Cuevas el diccionario del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Como podemos ver, los segundos al mando cumplen su función jerárquica, pero no siempre se les deposita el cien por ciento de la confianza. Por eso ocupan una posición importante, pero no preponderante, como ese diccionario que es quien realmente opera los temas torales, inclusive matiza y agrega o quita detalles finos.
En el próximo gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, ¿quién será su diccionario? ¿El exministro de la Corte, Arturo Zaldívar?, ¿el virtual jefe de la oficina de la Presidencia, Lázaro Cárdenas?, ¿o será el próximo expresidente Andrés Manuel López Obrador? Lo dejo a tu consideración y análisis.
Reenviado
“… siempre como hábil secretario y dueño del picaporte de Los Pinos, desde esa posición, Gamboa Patrón fue el artífice del ascenso al poder del grupo al cual pertenecía Carlos Salinas de Gortari, secretario de Programación y Presupuesto en el sexenio de De la Madrid.
Gamboa jugó un factor clave, reconocido por el propio Salinas, en el proceso para la nominación del sucesor del jefe de ambos, Miguel de la Madrid. A lo largo del sexenio de la “renovación moral”, Gamboa Patrón utilizó su influencia para eliminar del camino a posibles competidores de Salinas de Gortari, como el entonces joven gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo; el secretario de Hacienda, Jesús Silva Herzog; y Manuel Bartlett, el secretario de Gobernación.
En retribución a los favores ejercidos, durante el sexenio salinista, Gamboa Patrón ocupó las tres posiciones que había negociado con su aliado: director del Infonavit (1988-1990), director del Instituto Mexicano del Seguro Social (1990-1993) y secretario de Comunicaciones y Transportes (1993-1994)”.
-Revista PROCESO, 1 de junio de 2010.