“Maradoooo… Maradoooo” fue el grito que ocupó todos los rincones del Estadio Monumental aquella nochecita del 5 de septiembre de 1993, cuando el seleccionado argentino quedaba condenado a jugar el repechaje, contra Australia para buscar su lugar en el Mundial de los Estados Unidos de 1994.
Esa noche tuvo muchos detalles dignos de recordar. Lo primero que hay que tener en cuenta es que en el equipo argentino había figuras como Sergio Goycochea, Oscar Ruggeri, “el Cholo” Simeone, Fernando Redondo y Gabriel Batistuta.
Todo hacia suponer que con solo un empate de local, el equipo dirigido por Alfio el “Coco” Basile conseguía el pasaje al Mundial. Era todo muy fácil, se preveía una fiesta.
Pero esa tarde fue la derrota más vergonzosa de la historia del futbol argentino. Ganó Colombia 5 a 0. Fue un resultado totalmente justo y aun pudo ser mayor la diferencia.
Los colombianos dirigidos por Pancho Maturana afuera de la cancha, y por “el Pibe” Valderrama adentro, desarrollaron una exhibición de futbol inolvidable. Dos goles de Freddy Rincón, dos de Faustino Asprilla y uno del “Tren” Valencia, pusieron el número definitivo, que los ponía en el Mundial. Argentina estaba quedando fuera porque Paraguay le ganaba a Perú, pero un agónico gol de los peruanos le dio la posibilidad de jugar el impensado repechaje.
El clima en el estadio Monumental era muy raro. Había bronca, miedo, desazón, vergüenza… no se encontraba respuesta.
En un momento pareció que una luz de esperanza bajaba del cielo e iluminaba a una persona que estaba en la tribuna con su camiseta celeste y blanca alentando al equipo.
Esa persona era la única que podía salvarnos, parecía un superhéroe al que el pueblo fue a buscar. Era el mismísimo Diego Armando Maradona, que quedó envuelto en el grito de todo el estadio pidiendo su vuelta salvadora.
Diego había anunciado su retiro del Seleccionado en 1991 pero el clamor popular, y su presencia como bombero futbolístico para apagar semejante incendio, produjo su vuelta.
Así fue que el 31 de octubre el estadio Aussey de Sydney fue testigo del retorno de Diego Maradona al seleccionado. El partido fue muy cerrado y Argentina logró un pobre empate a uno, con un gol de Abel Balbo tras un centro de Maradona.
Veinte días después se enfrentaban en Buenos Aires y allí Argentina ganó apenas uno a cero con un gol de Batistuta que logró que aquel grito de “Maradoooo… Marado…” que había sonado apenas dos meses antes, fuera escuchado por el superhéroe y volvió para salvar a su equipo y ponerlo en el Mundial de 1994.
Lo que sigue es historia conocida.
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