El sistema de “El Tapado” parecía que se convertiría en todo un anacronismo dentro del nuevo juego político para saber en quién recaerá la candidatura a la presidencia de la República. Pero cuando el presidente AMLO vio el potencial peligro que representaba moverse en ese sentido tan temprano reviró y mejor dijo: “Cualquiera puede ser”, incluyendo cualquier líder del congreso. Con esa afirmación me parece que dejó todo igual que al principio.
Bajo esas circunstancias podemos decir que puede ser Claudia Sheinbaum, puede ser Marcelo Ebrard, y ahora también ya puede ser también quien en cierto momento fue olvidado, Ricardo Monreal. Fue un gatopardismo Lampedusiano electoral con no sé qué propósito, que manejado tan anticipadamente era muy riesgoso para la correcta gobernabilidad. El discurso de Marcelo Ebrard frente al presidente, mencionando que sí quiere pero que no se va a desconcentrar, fue el mensaje para todos los acelerados que pudieran comportarse a medio sexenio como chivo en cristalería.
Entre tantos apasionados del destape anticipado, había también algunos con la sangre más fría, los cuales observaban con mucho placer cómo las aguas se iban enturbiando; y se las ingeniaban para enturbiarlas más, con esos razonamientos, con esas historias que los astutos saben inventar y los ánimos alterados saben creer; y se proponían no dejar que esas aguas se calmasen, sin haber pescado antes algo en ellas. Afortunadamente el presidente AMLO lo vio venir y lo detuvo a tiempo.
Como ya lo he dicho en otras ocasiones, mi imaginación frenética siempre me lleva muy lejos, pues creo que en medio del acelere por la nominación no faltaría quienes comenzarían los golpeteos al oponente y con la mano en la cintura darían la orden de hacerlo, considerando para sus adentros en su ambición que el esplendor del poder anhelado es más importante que los pequeños escrúpulos.
En medio del acelere Claudia Sheinbaum, mujer a quien admiro por su desarrollo académico, excepcional e impresionante, se deja querer por sus seguidores y al grito mal dicho de “Presidenta, presidenta”, no me veo diciéndole a mi hija que quiero que sea una gran “estudianta”; así las cosas hoy con eso de la equidad de género. Pero bueno, regresando de esta pequeña digresión, ese gran cotilleo que se hizo con el grito a mi admirada Claudia, hizo que Marcelo tuviera su acto mediático al respecto el fin de semana pasado en el Estado de México.
Otra vez mi imaginación frenética me lleva a verlo en esa reunión con sus grandes cuates, muchos del Partido Verde por cierto, que estaba allí, en la cabecera de la mesa, en su reunión, en su reino, rodeado de amigos, de homenajes, de tantos signos de su poderío, con un rostro como para hacer morir en la boca a cualquiera un ruego, y ya no sólo un consejo, una corrección, un reproche, diciéndoles con autoridad: “Digo, profiero, sentencio, declaro y dictamino que quiero ser el bueno por Morena para el 2024”. Material para narrativa novelesca siempre hay.
A Ricardo Monreal, el hermano del agarrador de nalgas en Zacatecas, le dieron permiso de expresar sus anhelos de llegar a la candidatura. Bien dicen que quien respira aspira; y ya enrolados, hasta Gerardo Fernández Noroña se creyó con los tamaños para decir que él también quiere, al grado que en ese tenor le confié yo a un buen amigo que igual y yo mismo me apunto en esa lista.
Pero como nos hemos vuelto más escépticos todos, fifís y chairos, por ponerlo en esos términos tan peyorativos, mi amigo me dijo: “¿Cómo crees que tú Jorge?, ¡no juegues!” a lo que yo sin el menor de los empachos le respondí: “A mí no me digas nada, Noroña comenzó con el jueguito”.
Querido y dilecto lector, como las diferencias políticas se proyectan en desdenes, en desaires, o en palabras mordaces, creo que el presidente AMLO mejor aligeró el tema de nombrar candidato o candidata para evitar que se le descomponga el cuadro antes de tiempo, y así el que sigue mandando totalmente es él y no tiene que andar compartiendo el poder con alguien más.
En el mismo tenor para destapar candidato por Morena en Tamaulipas veo diez posibles. Tres alcaldes con alta votación el 6 de junio pasado, tres funcionarios federales, dos miembros del senado, un diputado y otro más que dice quererla. Todos se dicen cercanos a AMLO, pero lo que vale son los votos que han demostrado poder obtener y no arredrarse ni quedarse callado cuando hay que señalar algo al adversario. Solo les falta ponerse de acuerdo.
Estos son los nuevos tiempos, antes quien se movía no salía en la foto. Hoy quien no se mueve fácilmente se le puede acusar de tibio.
El tiempo hablará.