Una de las primeras víctimas de la inseguridad al ser secuestrado y asesinado su hijo, el empresario Alejandro Martí, hoy encabeza una organización no gubernamental llamada México SOS, por lo que ayer en su columna publicada en el portal Animal Político ofrece sus servicios a Tamaulipas para desarrollar lo que él llama “Mesas de Seguridad y Justicia”.
En su escrito, el empresario explica que ese mecanismo contribuyó a recuperar la paz en lugares tan conflictivos como Ciudad Juárez.
“Desde México SOS nos solidarizamos con la sociedad tamaulipeca y ponemos a su disposición nuestra experiencia para impulsar iniciativas desde la sociedad civil que permitan enfrentar exitosamente y en el corto plazo, la crisis de inseguridad que aqueja a nuestro país. Ése es el tamaño del reto”.
Con este párrafo Martí cierra su columna después de hacer una breve radiografía de lo que es el estado de Tamaulipas en el plano económico.
Como buen empresario se fija sobre todo en lo que la entidad le produce a la federación, específicamente en lo que significa el tráfico de mercancías a través de los puentes internacionales y los recursos que se mueven aquí.
Llama la atención que Martí esperara tantos años para ofrecer a Tamaulipas los servicios de su organización que recibe fondos públicos.
¿Por qué esperó tanto tiempo para hacerlo? He ahí la incógnita.
También alude a los tímidos intentos de la sociedad civil tamaulipeca de organizarse y sacar del bache de la inseguridad al estado, menciona asimismo lo endeudada que está la entidad debido a que ha tenido que pedir préstamos para pagar el aparato de seguridad que cada día es más voluminoso y su crecimiento no es acorde a los resultados que esperamos los tamaulipecos en la reducción de la inseguridad y la violencia.
El ofrecimiento del empresario dueño de tiendas de deporte, suena más bien a acomodarse cuando ve que de alguna manera la autoridad federal metió mano en el estado, lo cual no significa que las cosas mejoren para los ciudadanos, hay que aclararlo y puntualizarlo.
Más bien se siente como que estuvo esperando esta oportunidad para, mediante su organización, obtener beneficios del dinero que se está destinando a la seguridad.
Y sí es así, el motivo resulta muy mezquino.
Si se logra pacificar el estado en los próximos meses veremos más propuestas como ésta que buscan sacar provecho económico del infortunio de los tamaulipecos.
Lo más patético será observar que funcionarios tamaulipecos se alíen con estas personas para obtener dinero público mediante la implantación de “programas” de rescate de la sociedad civil.
Y sólo como puntualización, a Martí se le olvida que Tamaulipas no es Chihuahua, así como ha fallado la estrategia contra la inseguridad porque se quiso hacer del mismo modo en cada entidad conflictiva, así mismo resulta la idiosincrasia de los ciudadanos de cada estado, no puede ir por ahí aplicando el mismo modelito, como si chihuahuenses y tamaulipecos pensaran igual y estuvieran sujetos a las mismas presiones por parte de la delincuencia organizada. Que, por cierto, él desconoce.
EL NEGOCIO DE LAS TELES
En Nuevo Laredo empezó el reparto de televisores con lo que dicen se le da vigencia al apagón analógico.
Ahora el problema para las familias que recibieron esos aparatos es que tienen que contratar el servicio de cable.
Lo cual en palabras llanas significa que el gobierno federal le hace el negocio a las televisoras que son las que venden este servicio, además que no ha explicado cuánto está destinando a la compra de los televisores que andan repartiendo por todo el país.
Antes de repartir televisores el gobierno debió limpiar la programación de las televisoras de la basura que transmiten y que todos los días tienen que chutarse las familias mexicanas.
Al gobierno de Enrique Peña Nieto le está pasando como a Calderón, que en lugar de limpiar primero las corporaciones policíacas y después entablar una guerra contra la delincuencia organizada, sacó al ejército de sus cuarteles con los resultados sangrientos ya conocidos. Ahora EPN “regala” televisores en lugar de obligar a las empresas televisoras a bajar los precios de sus “productos” y mejorar la calidad de éstos.
Como quien dice, el mundo al revés.
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