Carlos Slim cimbró al país al enojarse con Felipe Calderón y externar públicamente en el Senado su visión de la crisis y lo que le espera a México en materia económica. Si otro cualquiera dibujara un panorama tan desolador, pudo pasar desapercibido. El problema para el gobierno federal y para los mexicanos que no tenían idea de un diagnóstico tan sombrío, es que lo dijo el segundo hombre más rico del mundo – el más acaudalado del país- y uno de los mejor informados.
Slim pronosticó el desplome del PIB, un desempleo nunca visto, quiebra de muchas empresas, cierre de comercios e inmuebles vacíos: “No cabe duda que el Producto Interno Bruto mexicano se va a desplomar, se va a caer, va a ser negativo, ya desde el último trimestre del año pasado, no sabemos cuánto dure, pero va a ser muy fuerte el efecto”.
Luego, en respuesta a Calderón que llamó “catastrofistas” a los que no coinciden con las cifras oficiales Slim directamente le dijo:”No quiero ser catastrofista, será una situación delicada y habrá que estar preparados para enfrentarla para que después no estemos llorando. La más afectada será la clase media”.
Se entiende la molestia del empresario mexicano de origen libanés porque Felipe Calderón dejó de apoyar sus operaciones empresariales como lo venía haciendo y le cerró la puerta para que entre al negocio de la televisión, favoreciendo a Televisa.
Pero su enojo contra el ejecutivo federal no significa necesariamente que Slim no crea o no sepa, que las cifras que ofreció son reales. Al margen de los motivos para las discrepancias en las altas esferas de la política y los negocios, sus números son ciertos. Se aproximan más que los del gobierno, a la realidad cotidiana de millones de personas.
Sus pronósticos no discrepan de otros que el gobierno ignoró. Las cifras de la crisis mexicana las perfilaron organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) que previó una caída en la actividad económica de -0.3 por ciento.y hasta un – 0.8 por ciento en el PIB para 2009, que puede agravarse en 2010.
La recesión de la economía mexicana durará hasta el tercer trimestre del año y en el cuarto habrá nulo crecimiento, pronostica la consultoría LatinFocus Consensus Forecast.
Aunque las estadísticas gubernamentales son proclives a maquillarlas, tuvieron que informar de la caída del empleo formal.
Se perdieron 541 mil empleos. Admitieron pronóstico cero del PIB para este año y cierre de empresas.
Aún así insisten en minimizar el alza de precios, en soslayar la devaluación de 40 por ciento del peso frente al dólar, la incontenible especulación beneficiada por las continuas inyecciones de dólares al mercado por parte del Banco de México (BdeM) que no informa ni monto, ni tipo de cambio ni a quién entregan esos dólares, extraídos de las reservas internacionales.
Tampoco se explaya el gobierno sobre los aumentos en tarifas de servicios y alza continua en gasolinas y diesel. (El precio del diesel provocó – por lo pronto – el paro de 500 mil transportistas en todo el país).
El gobierno se empeñó en no reconocer que la crisis lo rebasó. Hay una lectura al alcance de cualquier mexicano pensante: si el gobierno dice que la crisis no es tal, y que quienes lo digan son catastrofistas significa que el gobierno no ve la crisis.
Si no la ve, no está haciendo nada para resolverla. El contraste con el manejo en Estados Unidos es brutal. El presidente norteamericano Barack Obama presentó un diagnóstico de la crisis, un plan, convenció al Congreso para autorizarle recursos que reactiven la economía, extendió apoyos para desempleados. En México ni siquiera se reconoce que la crisis existe. Esto da un mensaje que es devastador: Felipe Calderón ni siquiera tiene un plan.
Ante Slim, la primera reacción calderonista – impulsiva y visceral- , fue que el aparato del gobierno respondiera como cargada oficial. Todos contra Slim fue la consigna aunque el vocero fue el mismo secretario del Trabajo Javier Lozano, que horas antes revelara la pérdida de 541 mil empleos.
El mismo que para descalificarlo, atacó a Slim por ser poseedor de monopolios y otorgar mal servicio de telefonía celular cuando Lozano presidió la Cofetel y le otorgó las autorizaciones para que opere como lo que es, que ahora le critica.
Pues si a Javier Lozano le parecía que el servicio de telefonía celular de Slim era tan malo (los usarios añadirán y tan caro) ¿por qué se lo permitió? Si creía que América Móvil y Telmex son monopolios, por qué no lo detuvo? Lozano no tiene autoridad moral para criticar a Slim porque forma parte de gobiernos que lo cobijaron, para que creciera hasta donde está.
Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y ahora Felipe Calderón, hicieron la otra mitad, para que Slim sea el segundo hombre más rico del mundo y el primero de México. Paradójicamente con sus cifras, Slim demostró que la crisis mexicana proviene del inviable modelo económico abrazado por ellos, que a él le favoreció. Estos ex presidentes, como el actual, no tienen con qué reclamarle.
Por su parte Carlos Slim tampoco tiene autoridad moral para criticar al gobierno porque aumenta las tarifas de energía o gas a falta de recaudación fiscal. Cierto, el gobierno no debe aumentar las tarifas de servicios para compensar su incapacidad para cobrar impuestos a evasores, pero ¿cómo lo dice precisamente Slim cuando sus empresas tienen trato fiscal preferencial?
Dicho por un empresario que paga impuestos que oscilan entre 2 y 4 por ciento y que haya sido privilegiado para ser amo y señor de la telefonía en México, es al menos, incongruente. Slim podrá no tener autoridad moral, pero como el hombre más rico, posee información económica y financiera para poder decir lo que dijo.
Su falta de solvencia moral es independiente de su conocimiento de la economía del país. Sus dichos no se pueden tomar a la ligera. Por eso tuvieron tal impacto. Los mercados reaccionan y la crisis de confianza se ahonda.
Se entendería que el gobierno le dijera a Slim que tuviera prudencia. Incluso se le puede imputar no haber actuado con responsabilidad social. Pero no es admisible que le reclamen por monopolista cuando un monopolio sólo existe con el visto bueno del gobierno y aquí ya se enumeraron los gobiernos que lo encumbraron a esa posición.
No le corresponde a Calderón decirle a Slim “debemos dar más, quienes hemos recibido más” porque la gente normal responderá: “ ¿A ver gobierno y para qué se lo dabas?
Las cifras nos aplastan: Empleos formales caen 1.8 por ciento en enero, sector manufacturero despide 336 mil trabajadores, de la construcción más de 84 mil, el agropecuario 7 mil. En México las empresas pequeñas y medianas generan 90 por ciento del empleo.
Los empleados permanentes en el sector formal llegan al mínimo nivel en 21 meses: 12 millones 425 mil trabajadores. Las reservas internacionales disminuirán drásticamente durante 2009, al reducirse los flujos por concepto de exportaciones, inversión extranjera, turismo y remesas, según el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) Las estadísticas coinciden con las del empresario.
Algo hay que tener claro: el gobierno le reclamó a Slim no porque mintiera, sino porque lo exhibió.
Mientras ellos se pelean en las alturas, el ciudadano de a pie fue testigo privilegiado de cómo se manejan las complicidades entre el Poder político y el Poder económico, para beneficio sólo de ellos. v
marthazamarripa@yahoo.com.mx
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