Olivier De Schutter, relator especial de las Naciones Unidas para el derecho a la alimentación en su informe anual dado en Ginebra, Suiza aseguró que compartir el poder con las mujeres es un atajo para reducir el hambre y la malnutrición.
El relator de la ONU considera que las mujeres campesinas deberían ser el objetivo de estrategias para apoyarlas, ante el creciente abandono de los hombres en las actividades agrícolas.
El experto plantea que las mujeres deben ser sujetos de créditos para hacer producir el campo, puesto que son ellas las que se quedan a cuidar a la familia mientras el hombre emigra en busca de trabajo.
Consideró que ese apoyo debe incluir insumos y maquinaria, así como educación que les permita a ellas atender la producción de alimentos.
Ello, desde el punto de vista de los expertos, permitirá, no sólo contribuir a la riqueza nacional, sino reducir el hambre en las poblaciones desprotegidas.
De Schutter explicó que las mujeres que se quedan en el campo, comúnmente son relegadas a cuidar a los ancianos y los niños.
Para ello, se necesita también del apoyo oficial para que ellas cuenten con ayuda y puedan dedicarse a sus actividades productivas en el campo, mientras los niños y los ancianos reciben la atención especializada que requieren, y que sus viviendas sean dotadas de agua corriente y electricidad.
Ese planteamiento podría ser retomado en Tamaulipas; para nadie es desconocido que los hombres tamaulipecos emigran de sus pueblos para ir a buscar el sustento a Estados Unidos o a otras ciudades dentro del país.
Sería interesante que las dependencias encargadas de hacer producir el campo voltearan a ver a las mujeres campesinas como motor de desarrollo.
Para ello no se necesita mucho, sólo voluntad, empezar por una comunidad rural, identificar a aquellas mujeres que pudieran integrarse a un programa de atención al campo, recibiendo apoyos económicos e insumos.
El planteamiento del relator de la ONU, sólo sería el comienzo de una transformación de las familias campesinas cuya existencia siempre ha estado relacionada con la pobreza y la marginación.
Pero para lograrlo, se requiere, como explica el representante de la ONU, “eliminar todas las leyes y prácticas discriminatorias que impiden a las mujeres acceder a los recursos agrícolas, como la tierra, los insumos y el crédito”.
Dentro de todo esto, está también promover la igualdad y la redistribución de las responsabilidades y los roles tradicionales entre hombres y mujeres.
Tamaulipas, con la ayuda de funcionarios como Baltazar Hinojosa que dirige Aserca de la Secretaría de Agricultura, podría poner el ejemplo en lo que plantea el relator de la ONU. ¿Se atreverá Balta a revolucionar el campo tamaulipeco con mayor participación femenina?
ELBA ESTHER
Las 22 horas con 50 minutos del lunes era el tiempo límite para que la dirigente del sindicato de Maestros, Elba Esther Gordillo recibiera o su auto de formal prisión o su libertad ante la falta de pruebas para mantenerla tras las rejas.
El caso, que ya es emblemático dentro de la administración peñista, pareciera que se hizo sobre las rodillas. Se quede dentro de la cárcel o la dejen libre, su detención es la muestra de un sistema judicial deficiente.
Deficiente porque acusa sin tener pruebas contundentes para evitar que los verdaderos culpables salgan de la cárcel, deficiente porque sin tenerlas hay gente inocente tras las rejas, aunque hay que aclarar que podría no ser el caso de la lideresa magisterial.
Elba, por lo que se ve, desde la cárcel mantiene la actitud guerrera de la que presumió hace unas semanas, cuando mencionó el epitafio que le gustaría pusieran en su tumba, en un arranque de histrionismo que le hubiera envidiado Sara García o Prudencia Griffel.
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