En Tamaulipas no hay pierde. MORENA se pudiera ir hasta febrero próximo para designar candidato o candidata a gobernador(a) porque no les corre prisa. Sus dirigentes nacionales y el presidente Andrés Manuel López Obrador saben que la tienen ganada por boquete, y solo falta saber con cuál nombre irán a las urnas.
Han alargado los tiempos para no dejar un espacio, por pequeño que sea, para impugnaciones ante las instancias electorales, pero sobre todo para que los heridos o heridas no brinquen como chapulines a refugiarse en otros partidos.
Aunque Movimiento Ciudadano tiene como su gallo a Arturo Diez Gutiérrez, no tengo dudas que Maki Ortiz sería más rentable en las urnas en caso de que MORENA no opte por una mujer como candidata.
La ex alcaldesa panista de Reynosa, sin duda, influyó para llevar a la victoria a su hijo y que la sucediera en el cargo bajo el manto de MORENA al ganar los comicios del 6 de junio pasado.
De esa forma debilitó fuertemente al PAN en la ciudad más grande electoralmente hablando del Estado, terruño del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, puesto contra las cuerdas por la Fiscalía General de la República y con un pie en la cárcel cuando deje el cargo en 2022.
El PRI estará como los dinosaurios antes de que cayera el meteorito: se extinguirá al aliarse con Cabeza de Vaca y el PAN. Y no se descarta que los pocos líderes tricolores regionales que quedan, opten por saltar a MORENA ante la vergüenza que se avecina.
Así Tamaulipas, donde la efervescencia política y pre-electoral gira en toro al partido de AMLO. ¿Y el PAN?, ya huele a cadáver junto a los demás de la cómica coalición.