Febrero empezó pésimo para el gobernador de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú, con la ejecución del secretario de Seguridad Pública de Nuevo Laredo, Miguel Farfán Carriola, junto a dos policías municipales que eran su escolta, porque fue precisamente esa ciudad la primera que visitó el ejecutivo estatal.
La decisión de Torre Cantú de poner a militares retirados en la Secretaría estatal y en las principales localidades de Tamaulipas, definitivamente no fue del completo agrado de algunos. Y Nuevo Laredo no será ni la primera ni la última.
También es sabido que poner en esos cargos a ex miembros del Ejército Mexicano no fue solamente una decisión suya. La orden o sugerencia salió de los pasillos de Los Pinos, pasando por las secretarías de Gobernación y la Defensa Nacional.
Después de tres semanas de estar acuartelado en el Palacio de Gobierno, Torre Cantú decidió realizar una gira por el norte del Estado bajo estrictas medidas de seguridad, diferentes a las que tenía Farfán Carriola en vida.
El gobernador encabezó audiencias en la presidencia municipal de Nuevo Laredo con el alcalde Benjamín Galván, integrantes del Cabildo y funcionarios. Entre ellos estaba Farfán Carriola, un ex miembro de la milicia que había sido servidor público en Michoacán.
Y cuando todo parecía que las noticias de primera plana serían las temperaturas congelantes, sucedió lo que ha pasado en Nuevo León y en Zacatecas: la muerte de secretarios de Seguridad Pública, antes militares activos.
Ya entrados en los terrenos del vecino Estado, la noche del jueves 3 de febrero, el gobernador Rodrigo Medina de la Cruz “heló a más de uno”, al anunciar el cese de secretarios de su gabinete, entre ellos el de Seguridad Pública, donde puso al General Jaime Castañeda Bravo.
También hizo reacomodos en la Procuraduría de Justicia, donde salió Luis Carlos Treviño Berchelmann como titular.
La decisión se tomó cuando Nuevo León es el epicentro nacional de la disputa del territorio por parte de los grupos organizados, y por los operativos contra ellos por parte del Ejército, la Marina y la Policía Federal Preventiva.
La purga al gabinete de Medina de la Cruz es un intento por frenar la violencia, por un lado, y para colocar a gente de sus confianzas en su equipo, porque unos fueron herencia de su antecesor Natividad González Parás.
Aunque otros ahora ex funcionarios, como el director de Comunicación Social, aún cuando era su amigo, lo sacó por ineptitud para desempeñar el cargo y sospechas de enriquecimiento, en apenas un año y meses de administración estatal.
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