Veamos definiciones: Se denomina escarnio público si se hace de forma pública, con el propósito de aumentar la humillación. Por otra parte, el escrutinio es un examen y averiguación exacta y diligente que se hace de algo para formar juicio de ello. (Es distinto al escrutinio político -electoral, que tiene qué ver con el conteo de votos). Comento lo anterior porque es importante que como ciudadanos sepamos que las fiscalías -cualquiera que ésta sea- no está obligada en momento alguno a hacer público o del dominio público cualquier pieza de información o evidencia que forme parte de un proceso de investigación que esté en curso. Es importante saber tambien que, en la medida en que se libera información de ese tipo, el proceso de investigación pierde el sigilo y se convierte en un “juicio publico” que generalmente se va tornando en un mecanismo de presión política y mediática que no solo, comienza a obedecer a intereses sesgados, sino que altera los resultados y contamina el proceso que va perdiendo legitimidad y credibilidad. Por lo tanto y en conclusión: no es lo mismo el escrutinio que el escarnio, del mismo modo que la especulación no es información. La victima, aun si fue victima de sí misma o de otros, termina re victimizada mil veces, junto con la escandalosa exhibición en la que se ven envueltos quienes hayan estado cerca de la víctima (con o sin culpa alguna). Al final, es desasosiego masivo, solo se termina por tejer una novela de terror, mal hilvanada y con un epílogo incierto. El tema es que, lo más común es que se pierda el propósito y el objetivo superior, que es resolver un caso. Porque en el proceso, el manejo del asunto se orienta a callar bocas, a lavar conciencias, a apaciguar hordas enfurecidas, antes que cumplir con su auténtica función.