Los números son fríos, pero el Aeropuerto Internacional de Laredo, Texas, es algo extraordinario, nada más el año pasado, alcanzó 135 mil operaciones aéreas, entre despegues y aterrizajes.
Eso significan 369.8 operaciones por día, seremos todavía más precisos aún, en el 2015, fueron 15.4 actividades por hora, entre el bajar y el subir de aeronaves.
Y eso también se traduce en dinero, muchos millones de dólares, moviéndose por aquí, independientemente de empleos-salarios, pago de impuesto y derrama de dinero en compras y gastos locales.
Si usted se pregunta, por qué siempre sobre el cielo de la ciudad, vemos o escuchamos una aeronave, es que hay 15 de ellas, cada hora, llegando o saliendo.
Laredo tiene un bastión económico, pero no ha sido fácil, ni gratuito, su gente ha trabajado duro, desde que en 1975, acabada de concluir la guerra de Vietnam, se convirtió en un aeropuerto civil, cuando el gobierno federal y sus fuerzas castrenses se lo cedieron al municipio.
Había nacido en 1942, como base aérea militar de pruebas, en un área de 2 mil 085 acres.
Se le han invertido aproximadamente 200 millones de dólares en los últimos 20 años.
Desde una nueva terminal de pasajeros en 1998, de dos plantas; así como una nueva estación de bomberos en el 2104, con lo máximo en tecnología y equipo.
Igual que 15 grandes bodegas para particulares (Air Cargo, UPS, Fed Ex, DHL y otras grande empresas); y hasta un nuevo edificio para Aduanas, la norteamericana ¡y la mexicana! (la primera dependencia extranjera de su tipo, en Estados Unidos).
CARGA EXAGERADA
Ni San Antonio, ni Austin, en Texas, tienen los números de carga, como Laredo, uno de los puertos aéreos de manejo de mercancías, con mayor movimiento y volumen en el sureste norteamericano.
En los últimos siete años siempre superando sus números de carga, cada año, salvo en el 2013.
Y de pasajeros, desde el 2007 siempre en el orden de los 200 mil viajeros anuales, con vuelos diarios a Houston y Dallas-Fort Worth, así como a Las Vegas, Nevada, y también en temporadas a Orlando, Florida.
Los vuelos particulares, avionetas, jets y otras aeronaves pequeñas privadas, es otro renglón de la aviación local que arroja muy buenos dividendos al aeropuerto local, hay mucho movimiento dentro de esa clasificación.
DON JOSÉ LUIS FLORES
Platicando a lo largo del tiempo con don José Luis Flores, apenas retirado este 12 de agosto, luego de 32 años de trabajar en el aeropuerto local (desde 1984), buena parte de ellos hasta su jubilación, como director general del puerto aéreo, nos ha compartido muchas anécdotas.
Como el caso de un avión Antonov An 225, la nave más grande del mundo, la que una vez aterrizó en el puerto de Laredo, cargado con toda una maquiladora completa, sí, con todas las líneas de producción de una factoría, pero ensambladas por completo, como si fuera una fábrica lista, entre alas “¡algo impresionante!”, dijo Flores.
O aquella también enorme aeronave, llena de balones ¡inflados! para el Mundial de Futbol FIFA celebrado en Estados Unidos en el año 1994.
“Era un avión sin más asientos que los de piloto y copiloto, lo demás, todo el espacio de la gran nave, estaba lleno de pelotas de futbol, pero no embolsadas, ni desinfladas, sino como listas para rodar en el campo, llenas de aire, si mal no recuerdo venía de Sudamérica y tenía que recargar combustible”, contó.
Siempre ha sido un gusto, el charlar con don José Luis, un hombre apasionado hacia su segunda casa, el Aeropuerto Internacional de Laredo.
Y ahora su sucesor de manera interina, don Guillermo Villalobos, nos dice también con orgullo del que ha sido su empleo casi toda la vida: “Este aeropuerto, que yo recuerde sólo ha tenido un caso de peligro, fue hace tres años, pero no pasó a mayores una avioneta con problemas para aterrizar”.
Una terminal, hasta la fecha, exenta de amenazas de accidentes de aviación.
El aeropuerto de Laredo tiene mejoras continuas, para bajar y subir naves, aun en las condiciones climatológicas más adversas.
Y cuenta un plan de fondos asegurados hasta el año 2020, para otros proyectos ya bien delimitados y presupuestados, para seguir creciendo y compitiendo con otros puertos aéreos, en el negocio de la carga.
Hoy goza de tres pistas especialmente resistentes, como también una de ellas, es la más larga del sureste de Texas, para las naves de gran calado y peso en su carga.
Cuando inició operaciones, tenía una pista de siete pulgadas de grosor de cemento y hoy sus vialidades tienen una carpeta de 17 pulgadas de ancho, toda de concreto hidráulico, de cemento Portland y sobre ella, otra alfombra de 6 pulgadas de puro asfalto.
Hay mucho que hablar de inversiones al aeropuerto local, pero no alcanza el espacio aquí, por ejemplo, están las inversiones de abatimiento de ruido, millones de dólares para adquirir confort a los residentes de las zonas habitacionales aledañas.
O buen, la trampa para aviones despistados o que no paran su carrera, consistente en una superficie muy delgada, al extremo de la pista, para que a propósito se quiebre si un avión llega hasta ese punto y la nave caiga con todas las medidas de seguridad, adentro de una alberca de arena, hundiéndose y así poder parar su carrera.
No terminan las mejoras, ni las anécdotas, ni relatar las condiciones de un aeropuerto como el de Laredo, un sitio muy interesante.
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