La doctora Maki Ortiz de Peña sería un buen prospecto en 2028 para suplir a Américo Villarreal Anaya en la gubernatura de Tamaulipas, con un partido MORENA que -aunque a muchos no guste- volvería a triunfar en las elecciones presidenciales de 2024 si llega a sumar otras cinco gubernaturas el próximo 5 de junio.
Pero antes la ex alcaldesa de Reynosa debe recapacitar y hacer las pases con el doctor porque, de mantenerse igual, sería demasiado tarde para ser invitada al gabinete. Y, de no hacerlo, difícilmente tendrá cabida en el PAN al cual renunció en julio del año pasado.
Este lunes en Ciudad Victoria el delegado de MORENA, Ernesto Palacios Cordero, puso las cosas en claro para poner un alto a rumores de que Maki tomaría su lugar: “Américo Villarreal es el único precandidato de nuestro partido”.
En 2016 la reynosenese quiso arrebatarle la candidatura de Acción Nacional a Francisco García Cabeza de Vaca. Los dos eran senadores y tenían prácticamente las mismas posibilidades, pero la balanza de inclinó a favor del más amigo del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Cierto, la señora estaba limpia de culpas, contrario a Cabeza de Vaca que no solamente había corrompido la presidencia municipal cuando fue alcalde de Reynosa (2004-2007), sino también la Corett cuando fue director nacional. Y por lo primero estuvo a punto de ir a la cárcel junto a sus hermanos y otros funcionarios que, cínicamente, despachan en su gabinete estatal y en la UAT.
Pero Eugenio Hernández Flores “Geño”, siendo gobernador, lo perdonó seguramente por esos arreglos políticos que no se conocen pero que, con el paso del tiempo, salen a flote como estiércol en un charco.
Esa historia es muy conocida en Tamaulipas. Pues cuando Cabeza de Vaca asumió la gubernatura en 2015 aportó las pruebas necesarias para que la justicia federal investigara y encarcelara a “Geño”, uno de las figuras del PRI hasta 2010.
Por eso sigo sin concebir cómo ahora el Revolucionario Institucional en Tamaulipas se alió con su verdugo el PAN de Cabeza de Vaca, en un intento de retener el poder en el Estado.
¡Vergonzosa manera de arrodillarse de los tricolores ante quien les jaló la guillotina!