Por azahares del destino recientemente he visitado las ciudades de México, Guadalajara y Monterrey la más cercana en ellas, donde parecen no existir los problemas que padecemos en la frontera norte, de Chihuahua a Tamaulipas, así como muchas otras ciudades importantes del centro y sur de México, en donde los problemas bélicos se han acentuado y padecen de tiroteos inmisericordes.
Concuerdo con el columnista Gilberto Banda, quien entorna el problema nacional a la pobreza, a la desigualdad social, en esta última concuerdo absolutamente, esta sí es un problema pero ¿cómo un país?
Cualquiera que éste sea puede crecer si no existe un programa, un plan regulador, que ordene y distribuya los parámetros para un crecimiento, cuando escuchamos y leemos de la sustracción anual que un privado de iniciativa -mucha- nos hacía a todos los mexicanos substracciones permitidas, en sumas de 20 a 30 mil millones de pesos por año.
Eso es demencial y quienes habían de vigilar por los dineros públicos, realizan obras de trenes que no pueden funcionar, porque no corresponden las medidas con las líneas tendidas o con el rodado del mencionado tren –eso es un atraco- de que los ladrones de gasolinas se robaban cifras de 20 mil millones de pesos anuales y ¡a nadie le sucede nada!
Quien puede creer en la justicia, cuando la imparcialidad priva y los jueces ceden a las cachetadas de billetes de alta denominación, cuando la impunidad se localiza a todo lo largo y ancho del país y nadie es castigado, me refiero a los grandes poseedores del dinero, a quien roba baratijas, le cae todo el peso de la ley, la corrupción es privativa y no es selectiva de algún partido político.
Son ellos quienes los conforman -no todos-, son los culpables no los partidos, como entonces creer en la palabra, cuando los hechos contradicen.
Ese para mí la corrupción el factor primario de la pobreza nacional, riquezas las hay, ni virreyes, ni emperadores, presidentes y lo que se le ocurra, han podido destruir o acabar con la riqueza mexicana.
Porque cómo calificar a un dictador como Porfirio Díaz quién después de 35 largos años en poder salió pobre y los nuestros en 6 años son archimillonarios; ese es el reto, no la cultura, esta es consecuencia de la riqueza si está bien repartida, vea usted a los líderes sindicales llenos sus bolsillos hasta el hartazgo, mientras muchos profesionales de diferentes disciplinas, se ocupan de taxistas o de albañiles para llevar sustento a sus hogares.
Sé que hay muchos mexicanos honestos eso es indudable, pero no se les permite ser, eso lastima y molesta hasta le hace a uno maldecir.
Repito no son los partidos políticos esos no hablan ni roban, sus algunos integrantes quienes lo hacen, ¿cómo pueden hacer líder y darle dinero a un mequetrefe como López Obrador?, vividor de la política, ¿cómo pueden dejar pasar sus cuentas públicas y las de muchos otros, cuando se sabe no concuerdan y está libre como muchos?
Hay sin duda mexicanos capaces y menos voraces, cuando vayamos a votar busquemos la calidad e historia de sus candidatos, votemos por aquellos que nos ofrezcan confianza que sean rectos, decorosos en el decir y el hacer, vean en segundo término al partido político que los postula.
Si el voto es abrumador, quien lo obtenga, estará en deuda con la ciudadanía y no con el partido político y la ciudadanía sabrá exigir.
Gilberto: veo con gran alegría la superación de quien es y quiere ser más, tus promedios y porcentajes en la investigación realizada son una muestra de ello. Enhorabuena para quien como digo, ¡Es y quiere ser más!
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