Ya salió al escenario mundial que la National Security Agency de los Estados Unidos espía al resto del mundo, incluso a sus más cercanos aliados teóricos entre los cuales se encuentran México, India, Turquía, Japón (…) y varios países europeos; especialmente Alemania (¡500 millones de comunicaciones espiadas nada más durante el mes de diciembre 2012!), y también Italia o Francia. ¿Pero es realmente una sorpresa esta revelación hecha por el ex agente estadounidense Edward Snowden?
Si bien es altamente criticable la existencia de un programa espía por parte de un país que proclama la libertad de expresión como uno de los pilares de su nación, no deja de sorprender la fingida indignación con la que reaccionaron los países “afectados”.
Berlín juzgó “inaceptable” este sistema que recuerda la Guerra Fría. A su vez, el Parlamento Europeo adoptó una resolución en la que “condena vivazmente el espionaje de representaciones de la Unión Europea”, subrayando que este asunto “sería de naturaleza a afectar las relaciones trasatlánticas”. Pero no todos reaccionaron tan firmemente… Algunos estados europeos – como Francia – se indignaron hipócritamente haciéndose las víctimas, ¡aún y cuando se sabe que ellos mismos proceden de la misma forma con sus ciudadanos! Efectivamente, desde que salió a la luz pública el “escándalo” del espionaje estadounidense, se demostró lo que ya se suponía: muchos países europeos también captan todas las señales electromagnéticas emitidas por las computadoras y los celulares de sus paisanos, y esto en la más absoluta ilegalidad. Todos tienen sus orejas atentas a lo que pasa en otros países…
¿O a poco era razonable pensar que los servicios secretos británicos, franceses, israelís… e incluso los de Obama, que tanto alabamos cuando nos permiten desmantelar una red terrorista o capturar a Bin Laden, sólo iban a espiar a países no occidentales? Creer esto equivaldría a tener una visión geopolítica binaria del mundo, digna de Georges Bush, con un “nosotros” los “buenos”, opuesto a un “ellos” que compondrían el “eje del mal”.
En realidad, Snowden sólo confirmó lo que se temía, y no es sorprendente ya que pocos son los países que realmente han sido totalmente fieles a la política exterior de los Estados Unidos en los últimos años. Salvo algunos tradicionalmente alineados sobre las “directivas” que reciben de Washington – como Canadá, Australia y el Reino Unido – muchos de los “socios” y “aliados” europeos de la primera potencia mundial han tenido roces y discrepancias con ella en los últimos años. Basta recordar la firme oposición de Francia y Alemania a la guerra en Irak… En este contexto, no es ninguna sorpresa que también estos países sean blancos de escuchas secretas.
México, de su lado, simplemente anunció que iba a resolver el asunto del espionaje de su embajada directamente con el gobierno de su vecino. Para el país azteca, las revelaciones tampoco deberían ser sorpresivas, ya que tiene pruebas de que fue espiado por Canadá en los años 90 durante la negociación del TLC, así como en 2004 por los Estados Unidos cuando buscaba una salida diplomática de compromiso al conflicto iraquí. Al final, Arturo Sarukhán, el ex embajador de México en Estados Unidos es quien reaccionó de la manera más sensata cuando explicó que “es ingenuo pensar que a uno no lo están escuchando”.
Veremos ahora si algún país europeo demuestra defender verdaderamente la libertad y la confidencialidad de la información que tanto reclaman, dándole asilo a Snowden. Este acto indicaría que el premio Nobel de la Paz que recibió la Unión Europea el año pasado por “su contribución a la promoción de la paz, la democracia y los derechos humanos” fue más merecido de lo que algunos pensamos en aquel entonces.
philippe.stoessle@hotmail.com
Discussion about this post