Me tocó contar las boletas electorales para presidente, senadores y diputados.
También verificar que el paquete electoral esté completo y cuente con cada uno de los artículos que se requieren para el desarrollo de la elección este domingo.
Para quien pasa de largo en una elección y ni hace acto de presencia en la casilla para votar, bien le valdría un curso donde conozca completo el proceso que culmina en el triunfo de los candidatos y candidatas.
Tal vez eso le haga crear conciencia de que no se puede continuar eludiendo esta responsabilidad.
Ayer por ejemplo, llegaron los funcionarios del Instituto Federal Electoral que se están encargando de llevar los paquetes electorales a los domicilios de los presidentes de casillas.
A ellos les toca cuidar que el número de boletas corresponda a cada lista nominal.
No se permiten errores, cada boleta debe estar contabilizada.
Y los presidentes de casilla tienen que volver a contar los paquetes, para verificar que le entregan el número exacto de boletas, porque todas serán devueltas, las que no se utilizaron y las que sí fueron usadas por los electores.
Hoy destaca un detalle, que el número de paquetes de hojas para anotar las incidencias que ocurran durante la jornada electoral, subió de dos a tres.
Me explicaron los funcionarios del IFE que en esta elección se prevé que haya más inconformidades y como hay que llevar un registro de todo lo que suceda fuera de lo común en el día de la votación, decidieron incluir un formato más para incidencias.
Al observar de cerca todo lo que conlleva realizar una elección, no queda más que decir que los mexicanos, pese a todo, somos gente organizada.
Es realmente un trabajo inmenso todo lo previo y posterior a la elección.
Por ello, cuando leo que alguien, como el periodista televisivo Carlos Loret de Mola escribe en su columna que anulará su voto, que marcará de esquina a esquina sus boletas electorales, no queda más que preguntarse, entonces, dónde está su responsabilidad ciudadana.
El periodista argumenta que de esa manera protesta contra los partidos y sus candidatos.
Sí, tiene razón, es su derecho.
Pero entonces, habría que, como ciudadanos promover una iniciativa ante la Cámara de Diputados para que de una vez se destraben las prohibiciones, y ya se aprueben las candidaturas ciudadanas.
Mientras, desafortunadamente tendremos que seguir votando por el, o la menos peor.
Y ese no es, definitivamente, el destino de este país.
LA FRASE
Roberto Gil Zuarth, coordinador de la campaña de Josefina Vázquez Mota, denuncia que los priistas rebasaron el tope de campaña establecido por la autoridad electoral.
“…a un delegado de distrito (hay 300 en México) se le depositarán 180 mil pesos (10 mil euros) en su tarjeta por el trabajo de tres meses. A cada uno de los 19 mil 490 representantes generales, el monto a pagar sería de 20 mil pesos. La suma se completa con los representantes en las casillas (colegios electorales), tres en cada una de las más de 149 mil que habrá el día de la votación en todo el país. A ellos les tocaría 600 pesos por persona. El total es de alrededor de 701 millones de pesos (40 millones de euros), es decir más del doble de los 336 millones de pesos que es el tope de gastos fijado por la ley para una campaña presidencial”, dice el panista.
Esos datos los proporcionó al corresponsal en México del periódico español El País.
Correo electrónico: derrotero@hotmail.com
Twitter: @derroterotam
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