Los diputados locales inician hoy negociaciones para establecer un nuevo calendario electoral para Tamaulipas.
Veamos, esta entidad vive sumida en procesos electorales prácticamente un sexenio.
En 2006, después de la elección de Eugenio, hubo un proceso federal para presidente, senadores y diputados.
El siguiente año se eligieron diputados locales y alcaldes. Este año es el de descanso. En 2009 se renuevan otra vez las diputaciones federales, porque éstas son cada tres años. Y en 2010 es el cambio de gobernador, diputados locales y alcaldes.
Si echamos cuentas, Tamaulipas se la pasa siendo traído y llevado en campañas políticas que cada día lo dejan más exhausto.
Los ciudadanos terminan hartos de politiquería, esto podría ser un factor que inhiba su participación, porque cuando aún no se repone de un proceso, ya está embarcado otra vez en discursos, promesas y palabrería hueca.
Y eso no es todo, cada campaña implica la movilización del aparato gubernamental respondiendo a los intereses del partido en turno.
Eso desfasa actividades y programas que deben llevar un proceso para ser concluidos y, sobre todo, se prioriza la atención de los sectores donde habrá más votos, lo que deja sin posibilidades a los ciudadanos que no están a favor de determinado candidato y partido.
Esto es sumamente notorio ahora que el gobierno federal es encabezado por Acción Nacional, mientras que el Estado y casi todos los municipios son gobernados por el PRI.
Así, mientras los delegados federales andan haciendo uso del recurso en zonas que esperan le sean favorables, el Gobierno del Estado y los alcaldes se dedican a promover a su partido.
Esa lucha sin duda sólo perjudica a la ciudadanía porque no dejan a un lado los colores partidistas para unir esfuerzos en programas y servicios que serían más efectivos si se conjugaran los recursos de los tres niveles de gobierno.
Hoy cuando de inicio el debate sobre la homologación de las elecciones, hay que estar al pendiente qué maniobra propondrá el Partido Acción Nacional que es el más interesado en hacer la reforma para lograr conjuntar elecciones federales con locales en la misma fecha.
Eso equivaldrá a ampliar el período en funciones, por ejemplo si es que quieren que las elecciones para gobernador, alcaldes y diputados se realice el mismo día de las federales para renovar la presidencia, las senadurías y las diputaciones.
Esto significaría que Eugenio, junto con los diputados locales y alcaldes, permanecerían dos años más en sus puestos.
O bien, nombrar a un gobernador de transición, junto con diputados y alcaldes por dos años, mientras llega 2012.
La situación no está tan sencilla, hay que reformar las leyes del Estado.
Usted amable lector esté al pendiente de este asunto, porque le afecta directamente.
Más extrañeza causa que sea el PAN el que proponga y promueva esta reforma, siendo que pudiera ser el más afectado por un acuerdo de este tipo. Y que el PRI esté en desacuerdo, porque en lo oscurito estos dos partidos podrían estar negociando.
De todas formas, el más beneficiado es el gobernador porque le dan un margen de maniobra de dos años más; y quedarse al frente de un Estado durante ocho años, en lugar de seis, no es asunto para despreciarse y tomarse a la ligera.
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