Cara a cara en una elección sin precedentes, los estadounidenses definirán mañana quién gobernará su país los siguientes cuatro años.
A unas horas de la elección todavía flota en el ambiente el escepticismo y la duda: Ganará Barack Obama, el candidato negro, la presidencia.
Sus antecedentes africanos y musulmanes han sido la punta de lanza de ataques en su contra.
La más reciente crítica contra el candidato republicano es que su tía Zeituni Onyango de 56 años, keniana de origen, es indocumentada desde hace cuatro años cuando un juez de inmigración le rechazó su solicitud de asilo político en Estados Unidos.
El candidato demócrata ha optado por desmarcarse del caso diciendo que deben ser aplicadas las leyes correspondientes, en un afán de desinflar el hecho ante la cercanía de la elección.
Obama ha remontado los pronósticos desde que, alentado por el senador Edward Kennedy con la frase “ahora o nunca”, decidió entrar a la pelea contra Hillary Clinton por la candidatura del Partido Demócrata.
La esposa de Bill Clinton pronto se vio rebasada por ese joven político africanamerican.
Obama opacó rápidamente a la senadora por Nueva York, y ante la imposibilidad de lograr convencer a los demócratas, Hillary decidió declinar para que Obama llegara solo a la candidatura y evitar mayores daños al interior del Partido Demócrata que lo imposibiliten volver a la Casa Blanca.
A partir de ese momento se barajó la posibilidad de que la esposa del ex presidente Bill Clinton hiciera el uno-dos con Obama, pero éste, optó por impulsar a Joseph Biden senador por Delaware como compañero de fórmula.
Fortalecido con su candidato a la vicepresidencia, quien es un político experimentado, buen representante de la clase anglo estadounidense pero férreo contrario de Bush en la guerra contra Irak, Obama ha permeado a través de Biden en el electorado desconfiado ante sus antecedentes africanos, sobre todo entre la clase obrera.
Barack aunque hijo del primer africano que ingresó a la universidad de Hawai, tiene una sólida formación blanca, gracias al apoyo que siempre le han brindado sus abuelos estadounidenses.
Para Obama hay un término muy usado por los ciudadanos del vecino país para referirse a quienes siendo de raza negra, tienen una clara inclinación hacia las costumbres de los blancos.
Les llaman Coconut, son dicen, negros por fuera, pero blancos por dentro, adjetivo que también le han endilgado a la secretaria de Estado del gabinete de George Bush, Condolezza Rice.
Ese antecedente que lo hace pasar como blanco es un factor a su favor en el panorama nacional.
ECONOMÍA A PIQUE
La crisis económica ha sido uno de los factores que más influyen en el ánimo del electorado para que estén viendo a Obama como una opción viable para gobernar, aún cuando sea negro.
John McCain, el candidato republicano se ha visto mermado en su fuerza ante los errores cometidos por George Bush, tanto en la guerra contra Irak y la débil economía que ha dejado sin empleo a miles en Estados Unidos.
La ciudadanía estadounidense es muy práctica, siempre el dinero va por delante a la hora de tomar decisiones, por ello no es coincidencia que ambos contendientes estén usando este recurso para allegarse a los votantes indecisos.
Obama en los últimos días ha hecho campaña en Estados como Missouri, Colorado y Nevada, bastiones republicanos donde les ha repetido que McCain no hará las cosas diferentes en el plano de la economía respecto a lo que hizo Bush, en clara alusión a la crisis que se vive actualmente.
Por su parte McCain en su visita a los Estados demócratas, Pennsylvania y New Hampshire, recalcó que Barack Obama redistribuirá la riqueza mediante la aplicación de impuestos altos.
Esos argumentos esperan surtan efecto en el instante en que emitan su sufragio.
El voto anticipado que se ha recolectado va marcando una tendencia hacia el partido demócrata, las encuestas dicen que los electores ven a sus candidatos como los próximos gobernantes de Estados Unidos.
Sin embargo, la moneda continúa en el aire, sin definirse todavía de qué lado caerá.
LA ESPIRAL DEL SILENCIO
Sabedor que su fuerza radica en los electores indecisos, Mr. Obama destinó cuatro millones de dólares en tres spots televisivos de media hora en horario triple A para motivar a este sector de la población a emitir su voto a favor de los candidatos demócratas.
También incluyó un spot con un mensaje en español dedicado a los votantes hispanos, a quienes dijo en julio pasado en San Diego, California que “harán la diferencia el 4 de noviembre”.
Según cálculos del equipo de asesores de Obama, éste ha logrado recaudar 600 millones de dólares para su campaña y de éstos ha destinado 230 millones a anuncios de televisión desde que anunció su ingreso a la carrera por la Casa Blanca.
Así, mientras el candidato demócrata invierte el dinero en propaganda, a la candidata a la vicepresidencia por el partido rival, Sarah Palin, le critican el millón y medio de dólares obtenidos de los fondos para la campaña republicana que fueron destinados para mejorar su apariencia.
Y para reforzar la crítica a la gobernadora de Alaska, Michelle, esposa de Obama fue cuestionada en un programa televisivo sobre dónde compra su ropa y ella respondió que su familia no destina grandes cantidades al guardarropa e incluso su vestimenta proviene de compras hechas por Internet.
Elisabeth Noelle-Neuman, investigadora alemana publicó un libro en 1980 donde describe puntualmente lo que significa la espiral del silencio.
Ese proceso que viven individuos anónimos que en su afán de pertenecer a una mayoría no expresan abiertamente sus opiniones y terminan adhiriéndose a posturas que no comparten, sólo con el deseo de no ser excluidos.
Noelle-Neuman plantea que este proceso se puede encontrar durante las elecciones.
Indica que por ello los partidos buscan gente que exprese sus ideas de manera abierta y creíble con el fin de encauzar la opinión pública, tan dada a los bandazos, a favor de sus candidatos.
En México durante la elección de 2006 se observó claramente cómo la espiral del silencio fue creciendo hasta anular al candidato perredista Andrés Manuel López Obrador. La campaña mediática de miedo desarrollada por el Consejo Coordinador Empresarial, junto con los partidos PAN, PRD y Verde Ecologista incidió tanto en la población que la ventaja cómoda que llevaba el PRD para ganarle al candidato panista Felipe Calderón se revirtió al final.
En Estados Unidos la ciudadanía no ha vivido tener en la presidencia a un hombre que proviene de la minoría negra.
Su sistema electoral donde el resultado de los comicios se define mediante votación de un comité electoral, independientemente de cómo sufraguen los ciudadanos, permite suponer que pese a las encuestas favorables al Partido Demócrata, el resultado final no está garantizado.
Ya lo vimos en la primera elección donde ganó Bush, mientras que el candidato demócrata Al Gore recibió el apoyo popular, el comité electoral dio el triunfo al republicano.
Nos preguntamos si los ciudadanos de ese país realmente ven a Obama como un representante del cambio, y hasta qué punto ellos quieren ese cambio.
No resulta tan peregrina la idea de que decidan votar por Obama, con el deseo oculto de que éste sea anulado, llámese asesinado, como ocurrió con John F. Kennedy y se repita la historia, quedándose en la presidencia alguien más afín al american establishment.
Ganen mañana republicanos o demócratas, México no fue tema de discusión en la campaña electoral estadounidense, así que no aguardemos grandes cambios en el trato de ese país hacia nuestra nación.
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