Cada cien y doscientos años nuestro país vive experiencias que lo sacuden hasta lo más profundo.
Personalmente no creía en los, ¿cómo llamarlos?, agoreros, que afirmaban desde el año pasado que recordáramos la sangre que se derrama en México cada centenario, cada bicentenario.
Los más de 22 mil muertos, entre ellos más de 900 menores de edad, periodistas, candidatos de todos los partidos políticos y víctimas inocentes en la lucha contra la delincuencia organizada, forman parte de esa sustancia roja que envuelve al país durante estas fechas conmemorativas.
Lo ocurrido el lunes 28 en Ciudad Victoria, la muerte violentísima de cinco personas, entre ellas la de Rodolfo Torre Cantú, de 46 años, candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas para el período 2011-2016, me hacen retractarme de mis pensamientos acusatorios contra esas personas que consideraba hidalgos de malas noticias.
Esta entidad está contribuyendo con su cuota de sangre derramada, de víctimas inocentes en una lucha desigual, donde pareciera que estuviéramos en Vietnam, cuando los norteamericanos fueron cercados hasta hacerlos desistir, porque sus “enemigos” , los vietnamitas, conocedores del terreno aparecían sólo para causar muerte y dolor y desaparecían al segundo siguiente.
Hoy, guardando la distancia, entre esa guerra inútil y lo que nos pasa, estamos en las mismas circunstancias, a merced de un enemigo tan cercano, pero que se ha vuelto invisible.
Invisible para las autoridades que tienen la responsabilidad de cuidar nuestra integridad.
Estamos inermes ante el peligro y con voces que se escuchan pidiendo autorización para portar armas.
La violencia atajada con más violencia.
Ese no es el país que quiero para mi hijo, para mis nietos, si llego a tenerlos, para mis sobrinos, para mis hermanos, para mis amigos.
México está ante la disyuntiva de romper de una vez con un modelo económico y político que nos ha llevado a la ruina moral y económica.
Ya no se puede tolerar que los partidos políticos se abroguen el derecho de decidir qué pasará con nuestro país en este siglo XXI.
Este es el instante en que la sociedad civil deje de ser un mito y se convierta en una realidad.
Ya no podemos dejar en manos de los políticos y clase gobernante nuestro futuro.
El mes de septiembre está cerca, la elección de este domingo 4 de julio, el asesinato de Rodolfo debe dolernos, dolernos hasta hacernos llorar, porque todos somos responsables de lo que sucede.
Nos hemos enconchado creyendo que como el avestruz al esconder la cabeza, desaparecen todos los problemas.
Pero no, al situación es grave y más lo será si continuamos con la apatía, el dejar pasar.
Y se preguntará estimado lector y lectora, qué hacer para mejorar la situación que nos aplasta.
Pues ser responsables de nuestro entorno inmediato.
Nuestros hijos, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo.
Hacer una cadena de respeto a la gente que nos rodea, sin enfrentamientos aislar a la gente negativa, esa que prefiere llevársela fácil abusando de los demás.
La solución inmediata para contrarrestar la podredumbre que nos rodea es proteger a la gente que amamos, ayudarnos unos a otros a salir adelante de manera lícita.
Con esa actitud, poco a poco, la gente que está podrida tendrá que recluirse en las cloacas, donde deben estar, no entre quienes conservamos la esperanza de que el mundo es bueno y vale la pena vivir en él.
GOBERNADOR ELECTO
La jornada de votación concluyó ayer a las seis de la tarde, de acuerdo a lo previsto.
Los tamaulipecos enfrentaron los pronósticos adversos y salieron a votar.
El Instituto Electoral estuvo informando paso a paso los pormenores de la jornada.
Y ganó Egidio, a nombre de Rodolfo.
El casi gobernador electo ya tomó control de algunas cosas.
Hizo cerrar casi todas las oficinas que su hermano tenía distribuidas por diferentes rumbos de la capital tamaulipeca y se quedó con una sola para desde ahí trabajar.
Ordenó desmantelar esos cuarteles que sirvieron a la campaña de Rodolfo, giró instrucciones que sacaran todo lo que quedaba de propaganda y que hicieran entrega de los inmuebles a sus respectivos dueños.
Es otro estilo, definitivamente.
Destaca lo que vimos ayer, a Adriana afectada todavía por lo sucedido el lunes.
Rodolfo era su amigo, ella lo impulsó y lo apoyó desde que lo hizo director del DIF municipal, la cercanía fue muy estrecha. Pero él ya no está.
MAL DE MUCHOS…
“…el cinismo y la incompetencia de un gobierno sin rumbo ni pudor, el pesebrismo de unos sindicatos sobornados, la parálisis intelectual de una oposición corrupta y torpe, la desvergüenza de una clase política insolidaria e insaciable…”, fragmento de una editorial del escritor español Arturo Pérez Reverte refiriéndose a su país, la descripción queda como anillo al dedo también a México.
… consuelo de tontos.
Correo electrónico: derrotero@hotmail.com
Twitter: @derroterotam
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