Entre tanta modernida’ aquí en la border, hay paletas percheronas, pero también otras cositas, arriba y arriba (quialcabo aquí hay muchos costeños).
En la casa de usté, pasan voceando all the day “hay las paletas percheronas”, pero no namás eso, sino también lo del “gaaass, ya llegó su gaaass”, el “si tocan a su puerta diga sí quiero agua Blanquitaaa”, “yo quiero el agua Cadis” el de los “fierros y tiliches que ya no sirvan”, su basuraaaa con los carretoneros, el silbidito de los camotes calientitos con crema o del afilador, “lleve los nooopalitos tiernitos”, “elootees” con su claxon y hasta el “panadero con el pan” con la voz de Tin Tan.
Pues esta semana en Soriana Ribereña llegó un carro chueco (que noveda’) con sus dos bocinotas pa’ anunciar las ofertas del plátano, tomate y hasta el champú.
-Ya empezaste con tus negativideces man, ¡ya párale!
No es que todo esté todo bad, pero en todas las casas de empeño, en los pollo Bravo, en la tortillería de mi neighbor, en carnicerías, en los mecanics que ponen el sonido, everybody wants that. Ser ruidoso, loudly, es la moda aquí en la border.
De nada sirve el Face, las redes sociales, el periódico Media Hora, los verdaderos mercadólogos, porque acá se piensa que ser escandaloso significa vender.
El ruido, piensa un mercadólogo de aquí, llama a los compradores como ratoncillos tras su flautista de Hamelin, dicen.
Eso mientras my dearest neigbors hacen taca taca los domingos en la mañanita, quesque es el único día que pueden hacer reparaciones.
Eso sí, agrandan sus cocheras, ponen segundos pisos y dejan su arenita y cascajo tooodo el año, sin que naiden los penalice.
Porque aquí en Reynosaville everbody son arquitectos. Hacen sus ampliaciones en sus home sweet homes, sin siquiera pedir papelito al municipio.
-Ahh, ¿a poco hasta eso tengo que avisarles, chief?
Hay Chencho, sí… en cualquier modificación en tu casa. ¿A poco no sabes que luego te mandan y toman fotos aéreas y luego te llega una multotota?
Eso de poner dos leoncitos en the entrance de your home, no te lo van a cobrar, pero se ve medio naquito. Y no le digo nada de tu puerta de hierro forjado, quesque pa’ dar mayor segurida’ a la hora de los plomazos con los milis.
Yo sé compa, que usté es gente buena, de rancho, pero no se vale. No me deje la arenilla y grava en la banqueta todo el año.
Si de por si aquí lo que sobra es tierrita, ¡imagínese en estos días de chipi chipi!, ya la ciudad seem like a establo.
Así que saque sus botas y su troca, porque entre lodo y baches, naiden llegará a tiempo a su jale.
Déjeme tell you compa que ya tenemos semáforos inteligentes con su pajarito y todo, pa’ que no te atropellen los choferes destrampados.
Ahí enfrentito del Seguro está el semáforo listo con su conteo de pollitos, pa’ que le dé tiempo a Rosa María de cruzar la transitosa avenida Hidalgo.
Hasta se sentía muy happy, como cuando usa su láser pa’ ir pal puente internacional a la pulga Hidalgo, bien moderrrna.
Pues les contaba eso de las paletas percheronas, porque no se trata de gritar y gritar. Ya les dije en una columna anterior que hay un reglamento municipal contra el ruido en exceso. Quesque se prohíbe. Ajá.
Eso me dio un déja vu. Ahora que me baño dos veces a la semana a jicarazos y estropajo por orden municipal como que ya está hartando.
¡Dos años pasando el mismo suplicio!
Después del famoso error del año pasado, quesque no hicieron bien el trabajo en el revestimiento en el canal Rodhe ¿y a mí qué compa? ¿por qué tiene que pagar la people?
Porque el buen Pepe Elías no estaba cuando nos dejaron doce meses con cortes de dos por semana el año pasa’o.
Eso sí ya nos prometió que en este mes de diciembre se acaban pa’ siempre. The town como que huele feito por los los odiosos water cuts.
Esperamos que el presi no nos salga con “haaay.. paletas percheronas llévele, llévele”.
Por lo pronto no se encoragine tanto y le recomiendo la de coco, que está riquísima.
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