No existe mejor manera de comenzar mi día que ‘checando’ mis redes sociales y lo que está sucediendo con el mundo actual.
Acepto que leer que Maribel Guardia hace una dieta de la luna, Carmen Salinas opina sobre los matrimonios gays o que la nueva novela de las 20:00 horas vendrá con todo, es bastante entretenido pero, ¿Se han puesto a ver las noticias realmente relevantes? La muerte y la inseguridad nos hacen ver cada día más que nuestra capacidad de asombro se ha perdido entre toda la bola de noticias desagradables.
El mundo actual es un lugar bastante dinámico, donde la velocidad de respuesta es lo que define nuestro grado de relación con las demás personas.
Las redes sociales han traído a nuestro mundo rutinario un escape bastante ameno, donde videos de perritos durmiendo, caídas graciosas de quince años o incluso mi video saliendo del clóset a nivel nacional, opacan la desaparición de personas y los asesinatos a sangre fría.
Hace 20 años aún recuerdo que el hecho que un asesinato (sí, leyeron bien, uno) ocupara la primera plana de los principales diarios del país.
Ni que decir de la matanza de Acteal o del movimiento (y masacre) del 68. ¿Se dan cuenta que entre ambos sucesos no llegaron ni a la quinta parte de las muertes que llevamos en el país?
El paso del tiempo nos ha preparado para una etapa de lo “desechable”’. No hemos acabado de pagar el último celular que salió a la venta, cuando ya anunciaron el siguiente con cámara más fregona en unos meses; aún no hemos recibido el dinero de la tanda para comprar la pantalla plana cuando nos enteramos que ya cuesta más barata.
En las relaciones pasa exactamente lo mismo. El matrimonio ya dura menos que el éxito del grupo UFF y es debido a lo mismo. La mentalidad del ser humano es que siempre estamos a la espera de que algo más grande o mejor suceda.
Con las noticias pasa el mismo efecto. Me sorprendió bastante que hace unos días en un puesto de periódicos un niño veía con su papá una portada y le preguntaba el porqué de la carátula de futbol cuando en la misma página hablaban de varios asesinados.
Cada día que pasa sufrimos el síndrome llamado ‘ceguera de taller’: le empezamos a dar menos importancia a datos como estos, por siempre ver lo mismo, por esperar algo peor o en el caso más feo, por no querer verlo y prestarle atención a lo banal. a lo efímero y a lo pasajero.
Aprendamos a ver las cosas en su justa dimensión. El mundo está girando con una velocidad inexplicable, pero es nuestra responsabilidad prestar atención a todos los detalles que a veces pasamos por alto, para no caer en lo mismo de siempre: olvidar nuestra historia y entonces estar condenados a repetirla.
El futuro que vemos acercarse no es mejor que el presente que tenemos, pero esta en nosotros poder hacer un cambio.
No quiero decir que dejaré de hablar de lo que hace Ninel Conde, o de las notas que sacan de Gloria Trevi o de interminables comentarios que hace doña Carmelita Salinas, pero si les garantizo que si me leen por Twitter, o quizá por Instagram o en la red social que ustedes elijan y gusten, les haré pasar un rato agradable que por lo menos, nos distraiga de toda la bola de atrocidades que pasan día a día. Seamos el cambio que queremos ver en nuestro entorno. Por cierto ¿ya me siguen en Twitter?
5,4,3,2 ¡Clarketazo!
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