Por fin salió el señor de los bucles, don Virgilio Andrade, a exonerar de toda culpa y de conflicto de interés al Presidente Enrique Peña Nieto, a la esposa de éste Angélica Rivera “La Gaviota” y a Luis Videgaray. En un dicho coloquial quedó resumido su dictamen: “Son inocentes palomitas”.
Claro que el primer mandatario de la nación no mete las manos en ningún contrato. No necesita meter las manos y menos la pata, porque para eso tiene sus servidores y, a veces, sus testaferros. Obviamente sabe cómo no comprometerse en actos que podrían causarle un golpe político, pero basta con una mirada a los que le obedecen o un guiño de ojos para enviar una señal de lo que él desea se cumpla al instante.
Así es que hay quien no se traga la chupaleta de que su gran amigo Juan Armando Hinojosa, de HIGA Constructores, no lo ha enredado en sus negocios. Es imposible que en las investigaciones del señor de los bucles quede huella de las componendas de ambos para hacer negocio redondo con las asignaciones aunque sean por concurso. Ya sabemos que para ser corruptos hay que ser también inteligentes para no cometer una tarugada y ser sometido a juicio ante las autoridades competentes.
Es cierto, don Virgilio, es cierto. No hay ni sospecha de que HIGA tenga qué ver con la carrera política de Peña Nieto, y si es que le prestó sus aviones para recorrer algunos espacios del territorio nacional durante su campaña por la Presidencia de México, fue un acto de cuatachos y de generosidad que no tiene ningún signo de “me das, te doy”. Es cierto, señor Secretario de la Función Pública, es cierto, puede decirnos inclusive que ni se conocen y sólo se han saludado de cuando en cuando.
También le creemos, señor de los bucles, que ha quedado demostrado que “La Gaviota” ganó tantos dólares y euros en sus telenovelas que le sobró un titipuchal de dinero para amueblear la “casa blanca”, adquirida con el verdadero sudor de su frente.
Y le rogamos que no haga caso de las colegas de la hoy primera dama de México cuando le digan que son mentiras que ha sido la mujer mejor pagada de Televisa y que acumuló semejante fortuna en sus años de actriz y de esposa del “Güero” Castro.
Ella no sería capaz de aprovechar las relaciones de su nuevo marido, Peña Nieto, para hacerse de tan envidiable mansión. Y es por eso, por envidia, que la critica tanta gente de la misma farándula de donde viene. Los que no le creen a usted, señor de los bucles, su veredicto y que lo toman como una defensa de quien lo nombró Secretario de Estado, lo hacen porque no tienen una “casa blanca” como la de Angélica Rivera.
También es cierto que el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, está limpio de toda culpa en la compra de su lujosa residencia en Malinalco, con todo y su cancha de tenis o los campos de golf de que dispone para su esparcimiento. Nada hay que lo puede acusar de conflicto de interés con Grupo Higa porque la adquisición del inmueble la realizó antes de que asumiera su puesto.
Y sí, es cierto, señor Secretario de la Función Pública, difunda por todos los medios los resultados de su investigación para corroborar que usted actuó limpiamente y que tampoco ha caído en conflicto de interés defendiendo al que lo nombró para tal cargo público.
Como las tres personas a las que ha exonerado, usted también es una inocente palomita.
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