A principios del presente año, durante una junta de columnistas y editores del periódico Expreso se cruzaron apuestas sobre quién sería el primer secretario estatal que dejaría el gabinete.
Hubo pronunciamientos por el, en ese entonces secretario de Seguridad Pública, y por la ahora también, ex secretaria de Sedesol.
Ambos, sin experiencia en la política y con responsabilidades que escapaban a su capacidad de organización, con el paso de los meses tuvieron que dejar sus puestos.
El primero en caer fue Ubaldo Ayala Tinoco, quien previamente había advertido que si no le respondían en el gobierno para mejorar las condiciones de trabajo de sus policías, renunciaría.
Ocurrió lo que se esperaba, en las primeras de cambio, lo sustituyeron. Eso fue en el mes de abril, unas semanas después de la reunión entre miembros del equipo de trabajo del Expreso.
El viernes pasado se concretó lo que se había estado anunciando prácticamente desde que la nombraron secretaria de Desarrollo Social. A Dinorah Blanca Guerra Garza no le alcanzó la influencia de su hermano Abel Guerra, para permanecer en el puesto ni diez meses.
A unos días de terminar el mes de octubre se hizo oficial su renuncia.
Ella entre otras declaraciones dijo que Egidio la había incluido en su equipo porque es un hombre inteligente, pero eso no fue lo que incomodó, sino su declaración donde dijo que no era priísta.
Eso causó escozor en la clase política del Estado.
Aunque se queda con un puesto de consolación como asesora del gobierno estatal, la baja en el escalafón es evidente.
Dos cambios en el gabinete en diez meses, ¿cómo se puede tomar?
¿Como un paso hacia adelante para mejorar el funcionamiento del equipo de primera línea?
¿O sólo se trata de un reacomodo natural producto del movimiento inicial de una nueva administración?
Veamos, el proceso electoral obliga a contar con alguien al frente de Sedesol que le sepa a la política.
Desde ahí se hacen acuerdos muy importantes que inciden directamente en los resultados electorales, eso es innegable.
La llegada de Alejandro Ostos como encargado de Sedesol, abre la posibilidad de que el subsecretario se quede en el cargo.
No hay que olvidar que tiene experiencia, ya fue delegado federal en esa misma área y luego ocupó la secretaría estatal en los tiempos de Tomás Yarrington.
No resultaría nada extraño que lo nombren secretario de nuevo.
La toma de decisiones a nivel estatal tiene que estar influida, quiérase o no, por las elecciones del 2012.
El tiempo corre muy de prisa y hay que llevar beneficios a quienes sí votan.
Y a los priístas se les está haciendo tarde.
En cuanto a la apuesta, se debe un desayuno, comida o cena.
EL DESMARQUE
Lucino Cervantes, dirigente estatal del PRI finalmente habló y criticó la actuación de Oscar Pérez Inguanzo en su paso por la alcaldía de Tampico.
La contienda electoral que se avecina y que estará muy reñida, obliga a los priístas a marcar distancia de quienes, con la estafeta tricolor, se hicieron de cargos de elección popular para dejar muy mal parado a su partido.
Aunque Pérez Iguanzo nunca tuvo una trayectoria destacada dentro del PRI y su llegada a la alcaldía tampiqueña fue más por amistad con Eugenio Hernández, que por militancia, a la hora de hacer cuentas la responsabilidad es de su partido al incluir a gente con cero trabajo hacia la comunidad en candidaturas importantes, lo ocurrido debería de prender una luz de alerta a los priístas, para no volver a caer en errores que ahora mantienen en la cárcel al ex munícipe.
Se vaticina que con las palabras de Lucino, vendrá una oleada de pronunciamientos en contra de OPI, para tratar de salvar el poco orgullo priísta que queda en Tamaulipas.
Correo electrónico: derrotero@hotmail.com
Twitter: @derroterotam
(31/Oct/2011)
Discussion about this post