En estos últimos años se han venido suscitando muchos cambios estructurales en nuestro mundo. Terremotos, inundaciones, huracanes, hoyos en la tierra, mareas negras, cambios en el sol, manchas solares que crecen, etc., etc. Los científicos y la humanidad no habíamos visto tanta actividad en nuestro planeta fuera de los “parámetros normales” a los que estábamos acostumbrados. La velocidad y cercanía de estos eventos en los últimos años, nos han quitado la capacidad de asombro a toda la humanidad.
A su vez, estos acontecimientos, aunados a la sobrepoblación y sobreexplotación del mundo, están generando, por obvia consecuencia, crisis recurrentes en la forma de vida y a los sistemas humanos en el planeta. Como muestra tenemos las crisis económicas, crisis de valores y hasta la mismísima crisis mundial en la iglesia católica.
El ejemplo más claro que tenemos hoy en día, es el gravísimo problema del derramamiento de petróleo en el Golfo de México, que inició en el mes de abril. Empezó como una crisis de una empresa, paso a ser un problema político, y ahora nadie se ha dado cuenta que es un problema de toda la humanidad. Definitivamente, habrá un antes y un después del derrame de petróleo en el Golfo de México. El presidente Obama, ante la situación, se ha visto forzado a tomar grandes decisiones antes nunca vistas, como el hecho de aceptar públicamente la responsabilidad del asunto, ¿qué gravedad existe?, ¿cuál es la realidad? Lleva varias visitas al lugar y es un tema que han tratado de minimizar y, por la gravedad del asunto, ¿no deberían estar ya todas las mentes más brillantes y los expertos más importantes de todo el mundo en un consejo reunidos, analizando y tomando decisiones? ¿No debería la ONU, la Nato, el grupo de los 5 o de los 20, estar analizando el asunto?
Desde el tiempo que tengo conciencia y conocimiento, es de las primeras veces, o por lo menos más cercanas y totalmente pública, que el hombre, como raza, no está pudiendo controlar un daño a la naturaleza hecho por él mismo. Ya no es un asunto de dinero o de pago de indemnizaciones, es un problema que hay que resolver en conjunto y que la humanidad entera debe enfrentar.
¿Será que la tierra ya empieza a hablarnos a los humanos y a decirnos que ya es necesario cambiar totalmente nuestra forma de vida y dejar de atentar contra la naturaleza?
En días pasados veía en la televisión un programa llamado algo así como: un día sin petróleo, era verdaderamente aterrador.
Desafortunadamente, los intereses económicos que representa esta fuente de energía mundial, no permiten que se desarrollen nuevas tecnologías. ¿Será que hasta que no vivamos desgracias cataclísmicas entenderemos como raza?
Todo esto nos debe de hacer entender que estamos entrando en tiempos totalmente distintos y que estas situaciones nos llevan a ampliar nuestra conciencia sobre nuestra humanidad, continente, región, país y ciudad, pero, sobre todo, respecto a nuestras vidas.
El mundo hoy esta interconectado y hemos desarrollado, en los últimos diez años como raza, la mayor cantidad de conocimiento acumulado, más que el resto generado en dos mil años, lo que puede germinar en una conciencia global, para bien o para mal. ¿Qué vamos a hacer con este poder? ¿Cambiar al mundo, o acabar de destruirlo?
Yo opino que ahora, más que nunca, tenemos la gran oportunidad de, con base en estos dos factores ya descritos, ampliar nuestras conciencias sobre la situación del mundo y sobre nuestras vidas individuales y colectivas, para realmente iniciar un cambio y así poder enfrentar el nuevo mundo que se nos presentará a futuro.
Que esto se esté alineando con los mismos tiempos y pronósticos que los mayas nos hicieran saber en sus profecías y cálculos para el 2012, nos tiene totalmente intranquilos a todos y que, para acabarla de amolar en nuestro país, esta fecha se este convirtiendo como fatídica para nuestra vida política y democrática, ¡pues más!
Esta situación entonces, nos obliga a iniciar un compromiso de creación de conciencia personal y social y de trabajo para entender qué nuevas situaciones deberemos enfrentar, al mismo tiempo que cambiamos nuestra perspectiva de cómo vivir la nueva vida que irremediablemente tendremos en los próximos años después de 2012.
Nueva economía, nueva forma de hacer negocios, nueva forma de comunicarnos a través de nuevos y diferentes medios, posiblemente nuevas formas de energía y nuevas tecnologías, las deberemos de absorber de manera muy rápida y eficiente. Para lo cual deberemos de aprender de nuevos métodos, filosofías, espiritualidad y formas de vida.
El aspecto social (entendido como un concepto sustentable) dominará sobre el aspecto financiero (entendido como las ganancias y utilidades extremas) y, el concepto de sustentabilidad será la nueva base del pensamiento, esa es la conciencia que debemos de desarrollar para después de 2012.
Mail: marco.herrera@grupopublic.com
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