En estos días me sorprende y no cómo mucha gente en las calles ha desacatado las recomendaciones de las autoridades de Salud de usar tapabocas cuando se encuentren en lugares cerrados, especialmente. Sin embargo es lamentable que aquellos que se resisten a portarlos sea por supuesta exageración ante la alerta.
Lamentablemente la ignorancia de la gente tiene que ver en esta resistencia hacia el cubrebocas, porque no es un asunto de desinformación, pues desde la semana pasada -sobre todo a partir del domingo anterior- , los medios han dedicado toda su programación al tema de la influenza porcina.
Al margen de la escasez de los cubrebocas a nivel nacional, hay otro aspecto que interviene para no utilizarlo: el machismo de los mexicanos, porque -dicen unos-: “¿Cómo voy a andar en la calle con esa cosa?”. “!No sean exagerados!”.
Esta medida preventiva nada tiene que ver con argumentos como los anteriores. México en estos momentos es el primer país en el mundo en número de muertos y contagiados por este virus que ya cobró su primera víctima en Estados Unidos.
Y no descartemos que nuestros vecinos -que en temas como cuidar la Salud de sus ciudadanos son efectivos- tomen medidas más drásticas.
Aunque también era inexplicable cómo en el Valle de Texas en los primeros días de la semana, los habitantes tuvieran un comportamiento normal, como si nada estuviera pasando cruzando la frontera, con la ciudad de Reynosa registrando el mayor número de contagiados por este virus en Tamaulipas.
En ciudades como McAllen, Hidalgo, Pharr y Mission la gente no usaba tapabocas y las tiendas donde los venden ya estaban agotados, saqueadas por compradores mexicanos.
Si el número de muertos y enfermos empeora en Estados Unidos, no hay que descartar que las fronteras vayan a ser cerradas. Así como la Unión Europea analizaba suspender sus vuelos a México.
Como en otras situaciones, cuando Estados Unidos toma el toro por los cuernos, la libre circulación fronteriza hacia ambos lados puede suspenderse. Cuando el tema de un posible contagio masivo sea, en su frase favorita: “Un asunto se seguridad nacional”.
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