Por si andaban con el pendiente, andaba yo acá en la “nueva normalidad” en La Plaza Mall de McAllen, pos parece que nunca de los nuncas hubo Covid.
Este domingo estaba como dicen en el rancho “hasta las chanclas”, todo mundo en el “shopping” bien guatoso: lo mismo había fila por los pretzels que por las nieves en los pasillos o pidiendo sus gorditas de Doña Tota en el área de comidas.
Dirán: ir al mall para pedir una de “revoltijo” de esas que tienen de todo, hasta chicharrón del durito, pos como que no ¿verdad? Pues sí, hay raza que les parece una delicia, en vez de una hamburguer with cheese de McDonald’s.
Fui como “munchos” al mall nomás pa’ tomarme una selfie y pos pa’ caminar un poco, pa’ ver las novedades de Bath and Body Works, y pos sí, pa’ llevarle un regalito a la Rosa María de un perfumito de durazno y un jabón de manos, de parte de mi brother Lacho y su esposa Nena.
Por cierto ellos querían ir al mall y yo también de guatoso los acompañé, estábamos en Monterrey y nos “juimos” por la autopista a Reynosa, no sin dudarle a irnos por Miguel Alemán.
Ya saben, te vas por rumbo al aeropuerto y pasas rumbo a Marín, Cerralvo y le sigues hasta Miguel Alemán para llegar a Roma, Texas, luego le sigues bordeando como una hora para McAllen.
Fue un camino que nosotros los regios hicimos por años, pero ahora optamos por la autopista, porque es tanto el temor que te asalten los mañosos, que ya te olvidaste de esa carretera norteña rumbo a esta que llaman Ta-ta-ta-maulipas en los famosos “memes”.
Cruzamos rumbo al Puente Anzaldúas, que por ciento no hay buenos señalamientos al llegar a Reynosa. Me explico: llegas a donde está Soriana Periférico, das vuelta a la derecha, pero al irte derecho se abren dos caminos y “naiden” te dice que debes tomar el de la izquierda. Si tomas el de la derecha, te llevará de regreso a la salida de Reynosa a Monterrey.
“¿Por qué no hay señalamientos?”, cuestionó mi brother, “a poco no saben que muchas de personas se pueden equivocar?”. Y sí es cierto, ni el mismo Google Map te dice con su vocecilla de española “tenga cuidado, agarre el carril de la derecha cuando vaya al puente Anzaldúas”.
Y por sí luego de la pérdida de tiempo, nos dirigimos al puente, donde solo queda esperar que avances las filas de los autos.
– ¿A dónde va?
-Al mall de compras.
Ni siquiera nos pidieron el certificado de vacunas. Y yo que ya llevo cuatro de la Pfizer. Será suerte o que fue mucho el guato que iban a detener a los mexicanos que no estuvieran con la inoculación.
“No puedo creer que esté aquí, después de lo que pasamos, cerca de dos años con la pandemia”, dijo mi brother “El Coyotito”, como le decía de cariño mi ‘apá Chuy.
Y es que como estuvimos sin pasar “al otro lado” desde 20 de marzo del 2020 hasta el 7 de noviembre del 2021. ¡Un chorro de tiempo! Tengo amigos que viajaron en avión para McAllen o Houston pa’ ponerse la vacuna, acá en la border pos ya saben las filas enormes para hacerlo, pero en Texas pos todavía “munchas” personas siguen sin ponerse alguna de las vacunas.
Y ya sabrán “la nueva normalidad” es que si van a La Plaza Mall, o la Pulga del Álamo, que por cierto está de locura ir en domingo, porque no encuentras ni estacionamiento, verás a todos sin cubrebocas, “naiden” te regala gel antibacterial y no se practica la sana distancia.
Y si dudan, acá en Reynosa todavía “muncha” gente lo porta, por temor a más contagios, ya pasaron las variantes Delta y la Omicron, y mientras en China hay nuevos aislamientos, esperamos que no nos salgan conque “otra vez again” nos cerrarán los comercios y changaros.
Ya estamos en semáforo verde, pero verde como los dólares que tenemos retehartos pa’ comprar lo que queramos con los gringos ingratos.
¡Y ya no nos cierren las puertas! Porque me da el desguanzamiento. Pos estos.