La prohibición de las visitas a los panteones en el estado de Nuevo León, no impedirá que se celebre a los familiares que ya se fueron, pues los mexicanos también podemos realizarle un altar, para según las tradición, indicar el camino de regreso a casa.
Para apoyar el mercado local y continuar con las costumbres, muy propias de los mexicanos, se pueden comprar flores, veladoras, velas, calaveras de azúcar, papel picado, pan de muerto y todos los accesorios que se dejan en la tumba, para utilizarlo en el altar de muertos.
En la escuela, aunque sea en línea, les recuerdan a los niños la tradición. Fue así que mi hijo menor realizó un pequeño altar en su recamara, replicando su experiencia en su jardín de niños, el año pasado, donde le le enseñaron cómo se realiza y para qué sirve.
En mi familia no tenemos esa costumbre de crear un altar. No recuerdo ni a mis tías, abuelas o mamá llevar a cabo esa tradición.
Lo que sí hacen, es visitar previamente al Día de Muertos, por el tumulto que se hace, la tumba a mi tía María Elena, hermana mayor de mi mamá, que todavía no superamos y a la que van a ver cada mayo, que en vida sería su cumpleaños.
En lo personal ir a los panteones el Día de Muertos siempre me pareció muy arriesgado, porque hay personas que no tienen precaución y caen en las tumbas por accidente y es imposible caminar entre tanta gente que asiste.
Un altar de muertos en casa es una excelente opción no solo en pandemia, sino en un ambiente íntimo familiar para recordar a quienes ya no están con nosotros y rendirle homenaje a su memoria.
En un altar de muertos existe una protocolo para cada uno de los objetos que se instalan, que tiene su origen en el México prehispánico.
Aquí les dejo una lista de la tradición que hoy también patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Los altares pueden ser de dos, tres o siete niveles. El de siete niveles es el más utilizado porque son los pasos para que el difunto pueda descansar al cielo al llevar a él.
Los primeros tres niveles son los más importantes: el primero simboliza el cielo; el segundo la tierra y el tercero, el purgatorio.
En el primer lugar se colocan imágenes de Santos a los que se es devoto; el segundo sirve para que las ánimas del purgatorio salgan, pero el espejo o vaso con agua que se pone es para que se vean, se den cuanta que ya no pertenecen a este mundo y se vayan a quedar.
En el tercer nivel va la sal para que no se corrompa el cuerpo de los muertos y se purifique el espíritu de los niños en el purgatorio.
En el cuarto escalón se acomodan los panes de muertos, siempre debe ser en pares y representan la eucaristía.
En el nivel número cinco, debe ir la comida que le gustaba en vida al muerto, al que se le dedica el altar y el sexto nivel va su fotografía.
Por último, en el séptimo nivel se instala una cruz de cenizas o d semillas para que el muerto purifique sus culpas en la tierra.