En un país como el nuestro, la cultura, la religión y la política se amalgaman; o por lo menos, la línea que las divide es difusa. Tan es así que el guadalupanismo incluye, -pero trasciende- al catolicismo. La Virgen de Guadalupe fue estandarte desde los tiempos de la Independencia. Es parte de un nacionalismo ancestral y de un sincretismo cultural
Fue tema polémico la mención que hizo Xóchitl Gálvez en el tercer debate sobre la falda que llevaba puesta Claudia Sheinbaum en su visita al Vaticano, sede mundial del catolicismo. Una imagen bordada de la Virgen de Guadalupe. Acto seguido le dijo que “no creía en Dios ni en los pecados”. De plano, la candidata de Fuerza y Corazón x México, olvidó que el monoteísmo y el concepto del pecado, provienen de las raíces judaicas del cristianismo. Pero ese es otro tema. No pienso meterme en camisa de once varas, suficiente tema hay con el comentario de Xóchitl por la virgen en las enaguas de Sheinbaum, denostándola como “hipócrita” por no compartir su misma doctrina.
Todos sabemos que Sheinbaum es de origen judío, y aunque en su seno familiar se practicaba el judaísmo (no ortodoxo), Claudia no practica ningún culto en particular…ninguno. Pero no es atea, quizás es agnóstica, no es creyente, es quizás “dudante” (como René Descartes en su llamado “Método Cartesiano que se basa en ponerlo todo en tela de duda), es laica, por necesidad de formación científica…La religiosidad y la espiritualidad son temas tan personales que nadie puede saber con certeza en qué cree otra persona. Pero, en su ideología, política, es claro que Sheinbaum es nacionalista.
La historia del uso de la imagen de la Guadalupana es una historia accidentada. Desde haber sido ícono de la conquista espiritual de México hasta servir como estandarte de guerra en la Independencia…Símbolo de culto, de nacionalismo, de madre protectora en la orfandad histórica, refugio moral, imagen del de mimetismo racial entre las castas más desprotegidas, la Virgen Morena es de todos y para todos los mexicanos.
Hubo un tiempo, allá en el 2002 cuando de pronto un chino de nombre Wu You Lin, adquirió en el año 2002 los derechos de uso comercial de la imagen de La Virgen de Guadalupe ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) por un monto de $2,112 pesos mexicanos. Así como lo leen. Las transacciones no terminaron ahí, “esto no fue un tema que trascendiera hasta que el registro le permitió a Wu You Lin ejercer un control que llegó al punto de restringir su uso en espacios religiosos, causando la furia de sus miles de creyentes.”
Dicen los que le saben a los detalles de este episodio que “María Teresa Herrera Fedyk se hizo con los derechos de autor en 2003, pasando la imagen por “varios dueños” hasta que la posesión expiró en 2012. Antes de Herrera, Othón Corona también había sido dueño de los derechos de comercialización. La situación ilustró las complejidades y desafíos de proteger los emblemas culturales y religiosos frente a las normativas de propiedad intelectual.”
¡Imagínense! El asunto era tratado por “el registro (que) fue parte de la clase 28 de comercialización de la OMPI, que abarca artículos diversos como juguetes y equipamiento deportivo.” Luego, según un artículo publicado en Infobae: “ Se abrió el debate sobre la pertenencia y gestión de los símbolos con raíces profundas en la identidad de un país. Hasta la fecha, la imagen de la Virgen de Guadalupe sigue siendo un punto focal para millones de personas y un elemento intrínseco de la fe y cultura en México, demostrando que su valor trasciende cualquier intento de comercialización.” (Ruiz, Marco, Infobae,12 de diciembre de 2023.)
Desde entonces, la imagen de la Virgen de Guadalupe, no solo es religiosa, sino que es parte fundamental del patrimonio histórico y cultural de todos los mexicanos, católicos o no, guadalupanos o no, creyentes o no…el poder representativo de la mexicanidad y el nacionalismo que encierra la imagen de la Virgen de Guadalupe, no es exclusivo de nadie en particular: de ningún grupo culto religioso, de ninguna secta o grey , de ningún comerciante, publicista, partido o movimiento. Esto es porque, luego de tanto andar, de tanto naufragio, la imagen de la Virgen de Guadalupe, es más que religiosa, es más que espiritual, es más que histórica, es más que cultural…incluye todo lo anterior y lo trasciende, como símbolo del sincretismo, del mosaico multicolor del suelo mexicano, de la heterogeneidad, de la diversidad, de la pluralidad, no es “propiedad” de nadie en particular, es pertenencia de todos y de la identidad nacional.
Nos parezca adecuado o no, por mera mexicanidad, la imagen de la Guadalupana es de todo los mexicanos y el único requisito es que, si no es con devoción, se lleve con respeto, porque como es llamada madre de todos los mexicanos, no podemos olvidar que para una madre, ninguno de sus hijos es igual a otro, y todos son amados por igual, porque México es un crisol de costumbres e ideologías. Por lo tanto, la imagen de la Virgen de Guadalupe, como tal, tiene la capacidad de unir a gente muy diferente bajo el manto de una misma identidad.