De buenas intenciones está empedrado el camino al cielo. No basta tener la intención de mejorar la seguridad pública.
No basta realizar reuniones costosas que sólo sirven para repetir lo que la ciudadanía ha escuchado hasta el cansancio en la boca de sus servidores públicos.
No se vale que esperen a que la muerte de un jovencito les remueva la conciencia para actuar contra la delincuencia organizada para frenar los secuestros de gente inocente.
No basta que digan que depurarán los cuerpos policíacos, si en esa intención no están incluídos todos los jefes, de todos los niveles de gobierno y todos los funcionarios que han incumplido con su deber. Y al decir todos es: TODOS.
Por qué no mejor se responsabilizan en lugar de andarse lamentando en reuniones donde vemos con caras compungidas al Secretario de Gobernación, al de Seguridad Pública Federal, la verdad se ven patéticos.
Es casi seguro que están más preocupados ante el riesgo de perder sus chambas y canonjías que de lo que le está pasando a los ciudadanos.
O es que vamos a creer que desconocían de lo grave de la situación cuando aceptaron formar parte del gabinete de Calderón.
Obvio que no, pero como es más fácil voltear para otro lado para no ver la realidad, prefieren fingir que estaban trabajando en resolver esta problemática que no tiene solución a corto plazo.
Y más vale que no usen este período dedicado a la inseguridad en los medios de comunicación de todo el país para salir con la novedad de que el Congreso aprobó la reforma petrolera y los mexicanos nos quedamos como el chinito, nada más mirando. Frase que viene muy bien en esta época de Juegos Olímpicos en Beijing, China.
Porque, analice usted la situación, ya empiezan a destrabar la reforma de Petróleos Mexicanos. Ya hicieron la consulta a través de la Cámara de Senadores, pero no han adelantado nada sobre los acuerdos que tomarán.
No vaya a ser que aprovechando la confusión y la distracción con el asunto del secuestro y asesinato de Fernando Martí, el gobierno federal quiera hacer lo que tenía contemplado desde el principio, reformas que sólo benefician a los empresarios favoritos del sexenio, entre ellos a algunos funcionarios federales como Juan Camilo Mouriño.
Porque se verían muy mal y seguirían con la misma actuación que los priistas en sus buenos tiempos, cuando lanzaban temas al aire para distraer a la opinión pública.
Sería muy ruin de su parte que usen un hecho tan lamentable como es la muerte de un joven para beneficiarse y que la reforma petrolera salga a modo de los allegados a Felipe Calderón.
Y que los mexicanos vuelvan a vivir una expropiación sin beneficios y un mejoramiento en su calidad de vida.
Y más después de haberse gastado el presupuesto de varios años de Pemex para meter spots y publicidad en todos los medios tratando de justificar y convencer que el tesoro del mar profundo está esperándonos para hacernos ricos, porque hasta ahora sólo han hecho ricos a los dueños de las televisoras.
Y entonces sí que el empresario Alejandro Martí querrá recluirse para lamerse las heridas después de haber perdido a su hijo de esa manera tan brutal, si se diera cuenta que fue usado con fines que no tienen nada qué ver con el combate a la inseguridad.
Porque como él insiste, el grave problema de nuestro país es la impunidad, y yo le agregaría la corrupción.
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