El 27 de febrero será presentado un sondeo realizado entre los habitantes de 100 municipios del país, donde se evalúa la declaración de felicidad e infelicidad de sus habitantes.
Este es un sondeo que se realizó entre agosto y octubre del 2012, por la Asociación Imagina, con una muestra de 26 mil encuestados y da resultados contrastantes.
Resulta sorprendente en este mundo tan materializado, que según la encuesta, el principal elemento para la felicidad en México es la familia, con 25 por ciento de las menciones; luego el amor, con 16 por ciento ; y la alegría, con 7 por ciento.
Le sigue la salud, con 6 por ciento; la tranquilidad, 3 por ciento; el bienestar, con 2.6 por ciento; la satisfacción, 2.2 por ciento; la vida 2 por ciento; el dinero, 1.9 por ciento, y el sentirse contento 1.8 por ciento.
Los resultados nos indican que la felicidad de los mexicanos no radica en tener buenos estándares económicos, salarios o puestos de trabajo, sino en valores propios de la cultura del país, como el arraigo a la familia, el amor y el relajo.
Asi, las ciudades “menos felices” son las de la frontera norte, seguidas por Cancún, Campeche y Tuxtla Gutiérrez, de acuerdo con este estudio Ranking de Felicidad en México.
Sin embargo, al hacer este comparativo de las ciudades mas infelices de Mexico, donde están las nuestras de la frontera, sus ciudadanos son más felices que los habitantes de China o la India.
En contraste, Querétaro, Monterrey y la Ciudad de México figuran entre las zonas del país donde los ciudadanos se declaran “más felices”.
Y como campeones mundiales de la felicidad, tenemos a Dinamarca, Suecia, Inglaterra y Francia.
Aun y con todo lo que vivimos, los mexicanos estamos en la tipologia de las personas más felices del mundo.
Esto se le presentará a los politicos para que tengan los elementos y poder replantear el modelo de gestión gubernamental. Finalmente, nos hace más felices la familia o el amor, que un buen trabajo o una chequera abultada.
Círculo Intimo
Por si estaban con el pendiente de lo que hizo “El niño verde” durante las 13 horas que tuvo que permanecer en el centro de detención del anti-alcohólico, les comento que vio dos películas, leyó un libro y escuchó una plática acerca de ansiedad y stress.
De comer, llevó él mismo, un par de sandwiches y una botella de agua. Por lo que no aceptó la comida local. Aunque sí fue a comprar un refresco en una tienda del lugar.
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