Se recuerda en Reynosa el proceso eleccionario del año de 1977 porque fue la primera vez que un candidato del PRI a presidente municipal confrontó una oposición real, tan así que fue la primera ocasión en que el resultado electoral era impugnado, y si bien no tengo alojadas en la memoria las cifras con precisión, sí recuerdo que Rodolfo Garza Peña ganó a Jesús Miguel Treviño Rábago con una diferencia cercana a los tres mil votos, el PARM impugnó y al validar el Colegio Electoral que entonces era el Congreso del Estado, ése resultado así como los de otros municipios: ¡ardió Tamaulipas!.
Pero como en todas las cosas hay que analizar la causa más que el efecto, ya que el estrecho margen con el que ganó Garza Peña fue sorprendente, pues emergió como candidato tras aprobar un examen denominado Consulta a la Base en el que participaron el ingeniero Francisco Longoria Cervantes, el radiodifusor Antonio Karam y el profesor Marín Salinas Gracia, de 400 delegados que emitieron su voto el 80% lo hicieron por Rodolfo.
La señal fue contundente, las bases tricolores estaban con él y ganar las elecciones sería una formalidad, pero no fue así, tuvo que pelear exhaustivamente los votos, y ante lo cerrado de los resultados lo mismo en Reynosa que en otras ciudades, priístas de los conspicuos soltaron a la bestia para tumbar a don Enrique Cárdenas González de la gubernatura de Tamaulipas, que era el objetivo, las elecciones municipales fueron el medio.
Como que sabían que las elecciones iban a estar peleadas, y que el gobernador iba a sostener las victorias de los candidatos del PRI, y en el momento que lo hiciera sería como una clarinada para la agitación, pero don Enrique Cárdenas González recurrió a su oficio político y fueron terceros las víctimas de las negociaciones.
En los días previos a la navidad de 1977 tuve que viajar al Distrito Federal y entre otras cosas fui a saludar al director y columnista político de un periódico de la gran ciudad -amigo de mí padre Rodolfo Martínez Lerma-. Me invitó a cenar y la plática obviamente fueron las elecciones de Tamaulipas, que ya estaban concluidas y sonriendo me dijo: “Chucho es bien cabrón -se refería a Reyes Heroles que era el Secretario de Gobernación-, le traen ganas a Enrique y ya no te puedo decir más”.
Regreso a Reynosa y sorpresivamente adelantan tres días la ceremonia de transmisión de mando municipal, en ese entonces eran el día último del año, pero comenzó la agitación, las negociaciones, y yo me acordé de lo que me dijeron en el Distrito Federal: Le traen ganas a don Enrique.
Remembró todo lo anterior porque se atisban resultados cerrados en las elecciones municipales del próximo domingo, en el período de campaña hubo denuncias de reparto de despensas y compra de credenciales de elector, falta aportar las pruebas, pero por lo pronto ya hay un sentimiento de que no hubo equidad y eso propicia que atizarán la inconformidad electoral, que mientras no se manifieste de manera violenta no habrá problema, bastante tenemos con las balaceras como para que encima carguemos con conflictos post electorales.
Que tengan un buen día todos.