El rumor de que Estados Unidos está legalizando a los niños que entran de indocumentados es completamente falso, y son los “coyotes” o “polleros” quienes están obteniendo las mejores ganancias.
Las cifras que se refieren a 57 mil menores de edad que han cruzado la frontera Norte de México entre 2013 y lo que va de 2014, además de alarmantes, están desquiciando a los gobiernos estatales y locales del país vecino.
Primero porque no había un presupuesto contemplado para recibir esta oleada humana, además de que los inmigrantes, principalmente de tres países centroamericanos, están siendo repudiados por grupos nacionalistas que ya aparecieron en el sur de Texas.
Es conocido que el negocio del tráfico de indocumentados va a la alza, pero no era tan próspero como en estos últimos meses.
Un reciente reportaje de Hora Cero documentó que por 24 mil dólares se puede sacar de Honduras a cuatro miembros de una familia, dos adultos y dos niños; cruzar territorio mexicano sobre La Bestia; nadar las peligrosas aguas del Río Bravo; caminar en áridas zonas de Texas, y esquivar a los agentes de la Patrulla Fronteriza.
Esos 24 mil dólares es mucho dinero, casi 320 mil pesos a la paridad actual del peso mexicano frente al dólar, pero esos billetes verdes en Honduras, Guatemala y El Salvador es verdaderamente una fortuna.
Y viene la pregunta de siempre: ¿si un padre de familia puede juntar esa cantidad, por qué no los invierte en su país y evita poner en riesgo a su esposa e hijos?
Hasta el cansancio se ha escrito que el supuesto “sueño americano” resulta ser una pesadilla, comenzando en el inicio del trayecto hacia Estados Unidos, donde los migrantes sufren toda clase de abusos, los menos es que les roben sus pertenencias.
El gobierno mexicano tampoco ha hecho gran cosa para frenar este éxodo. Se muestra solidario con sus contrapartes centroamericanas, pero mantiene su frontera sur porosa.
Tan es mentira la legalización de los niños que están llegando a Estados Unidos, en el lunes 14 de julio las autoridades de Inmigración repatriaron a más de 200 menores, quienes llegaron en un avión especial con escalas en la ciudad de Guatemala, Tegucigalpa y San Salvador.
Y si eso no fuera suficiente para frenar esta migración, las mujeres que llegan ante las autoridades estadounidenses a reportar su reencuentro con familiares en algún lugar de Estados Unidos, salen con un grillete pegado a sus tobillos, para monitorear sus movimientos como cualquier criminal.
Así de vergonzoso es el primer paso para concretar el supuesto “sueño americano”.
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