Ya está en marcha la cuenta regresiva de la que se espera sea una de las elecciones más importantes en la historia de nuestro país: la que renovará la presidencia de la República, el senado, la Cámara de Diputados y algunas gubernaturas y Ayuntamientos.
En Tamaulipas el proceso electoral será exclusivamente federal, pues tanto el Gobierno del Estado, como el Congreso y los Ayuntamientos fueron renovados hace meses.
Sin embargo esto no le quita intensidad a la forma como se espera que se vivan las próximas elecciones presidenciales.
En el caso de Tamaulipas las circunstancias son muy especiales, pues representan la primera gran prueba del gobernador Egidio Torre Cantú, quien poco a poco se ha ido asentando como el jefe político de la entidad.
Es evidente que llegar a esta posición no ha sido sencillo para Torre Cantú, quien ni siquiera estaba predestinado para ocupar la gubernatura, pues su posición natural era detrás de bambalinas, apoyando el proyecto de su malogrado hermano Rodolfo.
Sin embargo las circunstancias lo colocaron en la máxima posición de poder en el Estado y, aunque en los primeros meses hubo dudas y algunos desatinos, a la fecha las cosas han ido tomando su lugar.
Para nadie resulta una sorpresa que aunque Egidio y su hermano Rodolfo eran muy cercanos y formaban parte de un mismo grupo político, las posiciones y los nombres de quienes integran los círculos de confianza son muy diferentes.
Hoy que estamos a cuestión de nada para conocer las identidades de los candidatos del PRI al senado y las diputaciones federales, no hay quien se atreva a apostar todas sus fichas sobre quiénes serán los seleccionados.
Lo más que se puede hacer es especular, considerando las señales que a lo largo de los meses ha enviado el mandatario estatal.
La más evidente es la preferencia de Torre Cantú por la juventud, pues en los últimos meses ha sido un gobernador que le ha dado un gran apoyo tanto a alcaldes como integrantes de su gabinete que no superan los 45 años de edad.
Sin embargo también está otro grupo, mucho más pequeño que el de los jóvenes pero, quizás, mucho más influyente: el de los políticos con una gran experiencia en el servicio público quienes, al final, podrían ser los nominados.
De ser así, el Estado vivirá un proceso muy interesante, pues habrán posiciones que tendrán que ser cubiertas y eso redibuja todo el mapa de la distribución del poder en la entidad.
En el caso del PAN las cosas también van a estar muy interesantes, pues este partido ha vivido un desgarrador proceso de luchas internas que quién sabe qué tanto daño le han hecho de cara al proceso electoral.
El motivo es el mismo: las ambiciones del ex alcalde de Reynosa, Francisco García Cabeza de Vaca, quien sin importarle la unidad interna o incluso la sobrevivencia del panismo tamaulipeco, pretende quedarse con una candidatura al Senado de la República.
Durante todo 2011, las únicas noticias que se escucharon del PAN eran las descalificaciones, ataques al edificio del partido, denuncias penales, expulsión de militantes y otro eventos que nos dejan claro que será un verdadero milagro si este instituto político llega unido al proceso electoral.
Pero si las cosas están tristes en la derecha, en la izquierda están verdaderamente para llorar.
Qué importa que a nivel nacional las “tribus” lograron ponerse de acuerdo y lanzaron a Andrés Manuel López Obrador como su candidato a la presidencia de la República (otra vez).
En Tamaulipas, un puñado de militantes quienes viven el sueño guajiro de tener el control del instituto político, no han hecho otra cosa que agredirse mutuamente, reduciendo a cenizas tanto al PRD como al PT.
La apuesta en estos partido será (otra vez) encontrar en la sociedad civil los candidatos que puedan darle algo de competencia en el plano estatal.
Con este escenario Tamaulipas se prepara para vivir una elección que seguramente va a cambiar el rumbo de la historia de México, donde no sólo se juega un puñado de cargos públicos sino el futuro de miles de personas.
Discussion about this post