Enrique Peña Nieto ya mandó la iniciativa para crear 32 policías estatales y eliminar a los cuerpos policíacos municipales.
Esos cambios que requerirán mucho tiempo, porque primero tendrán que ser aprobados por el Congreso, luego se tienen que crear las leyes secundarias y los reglamentos para su aplicación y además, ¿de dónde saldrá el dinero para lograrlo?, no resultan claros para nadie, incluso ni para los especialistas.
Porque entre otras cosas los cambios no se sabe si contemplan la eliminación de mil 800 policías municipales o si éstos pasarán a formar parte de la policía estatal, como lo detalla el analista Alejandro Hope.
Sólo tendríamos que recordar que en municipios tamaulipecos los policías municipales siguen cobrando, pero no ejercen ninguna función, le cuestan al erario pero no representan garantía de servicio por sus nexos con grupos delincuenciales.
Lo que dijo Peña Nieto en la presentación de su plan de diez puntos, en los que incluye la disolución de autoridades municipales identificadas con los narcotraficantes o delincuentes organizados, según se indica ya está contemplado en la ley, solo que ahora se quiere hacer más expedito para que no suceda como lo ocurrido con el alcalde de Iguala y su mujer, a quienes los habían señalados como miembros de una célula criminal pero no actuó ninguna autoridad contra ellos.
Este punto resulta por demás interesante en Tamaulipas donde los señalamientos de contubernio con el crimen por parte de autoridades constituidas han sido propalados pero hasta ahora ningún alcalde o alcaldesa ha sido llamado ante las autoridades para fincarles responsabildiades por su colusión.
Entonces las modificaciones a la ley que anunció Peña Nieto no son algo nuevo, existen, sólo que no se aplican.
La desconfianza hacia las autoridades constituidas es un tema que prefieren no tocar las autoridades, incluido Peña Nieto.
Las policías de todos los niveles en el país han perdido la confianza de los ciudadanos porque decidieron irse al bando contrario, ésto tampoco es nuevo.
Lo más triste es que la ciudadanía sin el acompañamiento de un Estado fuerte poco puede hacer frente a la delincuencia organizada que cuenta con todos los recursos a su alcance para infundir terror y causar daños muy graves a las familias.
Dentro del plan de Peña Nieto no veo ningún punto relacionado con restituir la confianza y que los ciudadanos vuelvan a confiar en las policías, ejército y marina.
Sin este paso veo aún más complicado que el solo cambio de nombre, pero con los mismos elementos, a las policías signifique un avance en el abatimiento de la delincuencia y la inseguridad.
CENTROS DE SALUD FUNCIONANDO
El doctor Norberto Treviño después de mucho batallar logró que los 42 centros de saludos diseminados por el Estado estén prestando servicio después del año negro del 2010 cuando la inseguridad obligó a suspender las actividades en muchos de ellos.
El Secretario de Salud asegura que se construirán cinco nuevos hospitales en los siguientes dos años, los cuales estarán en operación en el 2016.
LIBRO
Estaba leyendo un avance de un libro que se llama Cinismo Ilustrado de Eduardo Salles y les quiero compartir algunas reflexiones incluidas en el mismo, las cuales, como el nombre lo indica, están ilustradas.
En una página hay unas manos sosteniendo un teléfono con la frase: “La vida es eso que pasa mientras miras el celular”.
Pero una de las que más gustó es ésta que dice: “Todo político aspira a ser como Mickey Mouse: Tan encantador que la gente olvide que es una rata”. No requiere comentarios.
Esto está relacionado con uno de los lemas usados en las marchas contra la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa: “Menos presos políticos, más políticos presos”, que ojalá incluyera el autor en su libro.
Sin embargo, si ve el libro adquiéralo, seguro le gustará y lo hará reflexionar.
LA FRASE:
Un número nacional podría ser importante”, dice Alejando Ramos del Centro de Derechos Humanos del estado de Guerrero en relación a la propuesta de crear un 911 para emergencias, “pero tal como están las cosas ahorita, en realidad hay una desconfianza en la sociedad. En estos momentos no veo que la sociedad tenga la confianza para llamar un número de las policías o de cualquier institución del estado para denunciar algo… Nadie va a querer hablarle a los mismos policías que te ayudan sabiendo que son parte de la misma delincuencia organizada”.
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