Los Panamericanos, juegos de ficción

Sin los mejores atletas ausentes como el tiburón estadounidense Michael Phelps, histórico ganador de ocho medallas de oro en las Olimpiadas de Beijing 2008, los Juegos Panamericanos de Guadalajara, serán una ficción en el medallero final como pasó en La Habana 2001.
Hace exactamente 20 años -cuando la población de Cuba atravesaba una de sus peores momentos económicos a causa la desaparición de su principal aliado (la URSS)-, Estados Unidos mandó a la Isla una delegación de segunda o tercera categoría, previa amenaza de ausentarse de la justa.
De esa manera se confirmaba que la política siempre está metida en el deporte, en este caso, el Goliat capitalista queriendo ridiculizar al David comunista.
Al final del evento deportivo Cuba terminó primero en la tabla de medallas, algo que nunca hubiera sucedido si Estados Unidos manda a sus mejores deportistas, pero desde Washington se ordenó deslucir los Juegos Panamericanos de Fidel Castro.
La Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas se había derrumbado, y debido a la crisis económica, el caos social y la incertidumbre política de la nueva Federación Rusa, una de las primeras medidas que se tomaron fue suspender todos los apoyos al gobierno de Cuba, su exaliado comunista en América.
Esta vez, aunque los organizadores de Guadalajara 2011 eviten el tema, Estados Unidos no envió a sus atletas encumbrados, sino a deportistas universitarios que están en proceso a ser estrellas en un futuro, aunque algunos seguramente integrarán la delegación en las Olimpiadas de Londres 2012.
El poderío estadounidense no estará en su plenitud en la Perla Tapatía, quizá por la inseguridad, o tal vez por desinterés en la justa, lo cierto es que para sus directivos Londres en más importante que Guadalajara. Hay niveles.
Por eso al final de los Panamericanos no sería extraño que México imponga un récord de medallas y supere a Estados Unidos en los deportes, donde nunca hemos sido una potencia.
Todo se vale rumbo a las elecciones del próximo año, hasta usar una justa deportiva como para engañar a los mexicanos.