Oscar Luebbert Gutiérrez es, sin duda, la marca priista más conocida en Tamaulipas pero tiene un problema en caso de pensar en renunciar a su partido y aspirar a una candidatura independiente a la gubernatura en 2016: las siglas PRI tatuadas en su corazón.
Porque seguramente el gobernador Egidio Torre Cantú lo va a relegar cuando se aproximen las fechas, como pasó con Rodrigo Medina de la Cruz al marginar en Nuevo León a Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, convertido ahora en un fenómeno electoral que pudiera ganar las elecciones.
Luebbert Gutiérrez sabe que el próximo año es su última posibilidad para aspirar a ser gobernador, pero aún hay tiempo para hacer lo que “El Bronco”: de no solamente renunciar a su militancia tricolor de más de 30 años, sino sacarse al PRI desde dentro, es decir, vomitarlo. Algo que se antoja realmente difícil en el reynosense.
Ya fue dos veces alcalde, diputado federal, senador, dirigente estatal de su partido y secretario de Educación y Desarrollo Social, entre otros cargos, y no ha podido ser gobernador porque Tomás Yarrington Ruvalcaba y Eugenio Hernández Flores lo congelaron.
En 2004 y 2010 en Tamaulipas no existía un militante de la trayectoria de Luebbert Gutiérrez, pero los dados no jugaron a su favor. Y tampoco en 2016 habrá un político en Tamaulipas que domine todas las bases como él. Así que, o piensa en su jubilación, o toma la decisión de su vida: ser independiente.
Ni es mi amigo ni jamás me he tomado un café con él. Llegué a Reynosa en 1998, precisamente cuando iba terminando su primer periodo como alcalde y agonizaba el sexenio de Manuel Cavazos Lerma, y nadie me puede señalar de andar promoviéndolo.
Ese año no levantó la mano para suceder al gobernador porque sabía que no era su tiempo y se disciplinó, y porque Yarrington Ruvalcaba, matamorense como Cavazos Lerma, sería el elegido por el PRI.
Hay otros militantes tricolores que en Tamaulipas están por debajo en nivel de conocimiento que el esposo de la actual candidata a diputada federal por el Distrito II, María Esther Camargo, entre ellos: Baltasar Hinojosa Ochoa, Enrique Cárdenas del Avellano y… ¡párenle de contar!
Porque otros de generaciones diferentes como el diputado local Ramiro Ramos, con excepción de Ciudad Victoria y Nuevo Laredo es un completo desconocido. Pero de que tiene aspiraciones y chance no hay duda, eso dependerá de Torre Cantú y del PRI nacional.
No está claro hasta la fecha quién decidirá al candidato que buscará suceder a Torre Cantú, nombre que deberá conocerse en febrero del próximo año. Para ser exactos, en unos diez u once meses.
En Nuevo León se suponía que sería el presidente Enrique Peña Nieto, sin embargo al final dejó la responsabilidad de designar y ganar la elección al gobernador Medina de la Cruz.
Pero hay que aceptar que Tamaulipas es muy diferente al Estado vecino. Para empezar los niveles de inseguridad en Nuevo León son muy inferiores; allá las balaceras sólo se ven y se escuchan en YouTube como hechos pasados: tienen en Fuerza Civil un cuerpo confiable, y los secuestros también han disminuido.
Aunque cabe la posibilidad que Peña Nieto, como Pilatos, se lave las manos y deje la decisión a Torre Cantú. El primero cuando resten dos años de su zarandeada presidencia y, el segundo, que ya de salida entregue Tamaulipas al PAN.
Hay posibilidades de que Nuevo León y Tamaulipas dejen de ser gobernados por el PRI, con un independiente y un panista, a menos que Luebbert Gutiérrez se sienta el ofendido, y demuestre que tiene lo que le sobra a “El Bronco”: valor para hacerse independiente.
Porque juntar más de 100 mil que le exija la autoridad electoral no debería ser un problema, como tampoco el dinero que sus amigos -muchos de ellos que viven en Texas-, pudieran aportar a la causa.
El 7 de junio próximo “El Bronco”, que mínimo quedará segundo, dará una muestra a los priistas relegados como Luebbert Gutiérrez: que se pueden cerrar las puertas del PRI, pero las del Cielo están abiertas.
Discussion about this post