La tragedia que enlutó recientemente a dos familias de Río Bravo, nos debe de llevar a una profunda reflexión.
Si bien fue un accidente carretero lo que ocasionó la muerte de dos niños y una maestra en una autopista del Estado de México, los políticos deberían de cambiar sus prácticas buscando brillo a costa de otros.
La diputada federal Omeheira López Reyna, quien por cierto es prácticamente una desconocida en Río Bravo, debió de evitar que los pequeños y su maestra viajaran hasta la Ciudad de México a un evento donde ella quería lucirse.
Desde que ganó las elecciones, Omeheira ha lucido por su ausencia en su distrito, dedicando más su tiempo en seguir haciendo grilla y defendiendo a su líder, el corrupto ex alcalde de Reynosa, Francisco García Cabeza de Vaca.
Si bien la diputada no es la culpable material porque no iba manejando la unidad donde falleció también el chofer, seguramente tendrá que hacer un profundo análisis de conciencia, pues las tres víctimas de Río Bravo merecían otra suerte.
Aunque los “hubiera” no existen y desgraciadamente menos en esta situación de luto, la diputada Omeheira hubiera evitado ese viaje de los alumnos más destacados de una escuela primaria de Río Bravo que visitarían la Cámara de Diputados y Los Pinos.
La diputada federal, quien recibió un aguinaldo de 250 mil pesos, tiene dinero de sobra para no desamparar y ayudar a las dos familias. Esperemos.
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