“Pos está muy feo lo del Coronavirus, van a cerrar las fronteras”, me dijo el hijo de Rosa María antes del 28 de marzo del 2020 y yo le respondía “naahhh, nunca cierran las fronteras”.
Y ¡bolas! que sí fue cierto, y me quedé como el meme del Santo, así paralizado.
Como iba a ser posible, si todos los de Reynosaville y de Matamorosville nos surtimos de papel de baño, pan de barra (no Bimbo), jamón del güeno no del chafa de acá Duby, salchichas, leche, galletas, no era para tanto.
“Es una mentira del gobierno”, decían, pensando que Richard Cortez, el juez del condado de Hidalgo había inventado eso pa’ parar la economía.
Si querías ir a McAllen, tenías que volar pa’ la border, o te ibas a Houston o Dallas, y de paso te ponías la vacuna.
Hasta la Rosa María me acompañaba a dar la vuelta al mall, pero le robaron su visa en un taxi y ahora le falta renovarla.
Así que ahora yo voy a hacerle sus mandados, bien obediente: café Maxwell House, lechita Coffee Mate de vainilla, mayonesa Olive Oil de Kraft, pan de barra Nature´s Own de mantequilla, por supuesto también mantequilla Falfurrias, de paso aderezo Chunky Blue Cheese, todo comprado en HEB o Sam´s.
Así nos tuvieron cerca de año y siete meses amarrados con camisa de locos, hasta la fecha mágica del 8 de noviembre del 2021 de la reapertura. ¡Había que ir, pa’ que se me quitara el ansia!
Aquella fecha fui y hasta grabé un video anunciando la pasadera desde el Puente Internacional Anzaldúas.
También aproveché para ponerme la tercera dosis, que me pusieron la Pfizer, porque ya había pasado seis meses de la última.
Entonces grabé un video para Hora Cero y se hizo viral, para avisar que los paisanos podían venir acá a Hidalgo a inocularse contra el mentado coronavirus.
La cosa es que se me vencía la visa, precisamente el 16 de enero del 2022. ¡Vamos a pasar aunque sea a la border, por una Whataburger y sus inseparables onions rings!
En todo este tiempo había gente que se anunciaba en Facebook y te hacía encargos de traerte tus antojos y solo le dabas algo de comisión. Así le hicimos varias veces.
En Facebook ya promocionaban McAllen, para visitar la city, no vaya a ser que hubieran muchos latinos “sentidos”, que no querían volver a surtirse el mandado y se conformaron con ir a Soriana, HEB y Smart, que por cierto ahí hay de todo, ni que decir de Sam’s y City Club, que están llenos de mercancía.
Por cierto, se acuerdan, de la helada del 14 de febrero del 2021, hubo chorro de gringos y chicanos que vinieron a surtirse a Reynosa, porque en el Valle de Texas arrasaron con el papel de baño, verduras y pollo de por allá. Entonces sí nos quieren ¿verdad?
Pero nosotros seguimos aquí, les decía por largos casi dos años, nos sentíamos ciudadanos de segunda clase, porque los residentes y american citizens sí podían venir a México bien campantes todos los días.
En todos esos días, los comerciantes chinos y gringos extrañaron los pesos mexicanos, les digo del 28 de marzo del 2020 hasta el bendito 8 de noviembre del 2021: un año y siete meses. Aguanta vara, ya vimos que lo del Coronarvirus era cierto, cuando empezaron a enfermarse y morir hasta familiares cercanos.
Era tanta el ansia loca ¿y si cruzo y me pega el mentado Covid? Vimos como chorro de gente no porta cubrebocas, y más si el gober texano Greg Abbott hizo una ley que autoriza no usarlo.
Pero muchos negocios y restaurantes en McAllen y el Valle de Texas exigen usarlo, pero siempre hay gringos locos que defienden su libertad de no usarlo y también de no vacunarse contra las nuevas variantes del Covid.
Luego de una larga espera, pos me llegó la visa el miércoles 30 de marzo. Apenas se me había vencido el 16 de enero. Fue un mes y medio de no ir a comprar chácharas al otro lado. Muy rápido me dicen.
El “mesmo” día que fui al DHL de la calle Morelos a recoger el plástico, porque así lo pedí, no con el sello en el pasaporte, corrí con un ansia pa’ la frontera de Hidalgo, Texas. Es cuando me pregunta una oficial en la caseta, antes de cruzar:
-Y a dónde va?
Aquí a Hidalgo.
-¿Y a qué va?
Pos para hacer unas compras.
-Y qué trae?
Nada, solo una bolsa vacía.
-Tiene familiares acá?
No.
– Pero usted ha cruzado en auto.
Sí, tengo amigos y he cruzado varias veces.
– Pero usted vino en enero.
Sí, se me venció la visa y ya la renové.
-¿Y a qué se dedica?
Soy maestro.
-¿Da clases acá?
No, en Reynosa.
Bueno, no sé porqué tanta desconfianza. Como si quisiera quedarme por acá.
Crucé y hasta aproveché para ponerme la cuarta dosis de Pfizer. Me dijeron que era a los cinco meses, pero soy medio azucarado, me autorizaron ponérmela a los tres meses. También grabé un video y se hizo viral.
Ya luego, pos a dar la vuelta a McAllen, al mall, que sigue igualito, salvo con Luby’s cerrado, sin Disney Store, pero como siempre, con chorro de visitantes en la arrebatinga de ofertas.
Y sí, ya se me pasó el ansia de ir de shopping. Tal vez vuelva a ir este fin de semana.