Más allá de un rasgo de carácter, la alexitimia es un padecimiento que impide a la gente expresar sus emociones e identificar el amor propio y de pareja.
Definitivamente, las parejas poco expresivas ponen en un predicamento a las personas que esperan expresiones verbales de cariño y amor, pero el problema no es que sean secas de carácter, sino que sufren alexitimia.
Esta es la causa de la falta de expresividad, pues es una incapacidad que presentan ciertas personas para lograr expresar verbalmente las emociones.
Quien la padece no puede decodificar e identificar lo que siente, mucho menos expresarlo o en algunos casos describirlo; los alexitímicos cuando describen situaciones, están llenas de detalles, pero sólo se limitan a eso, describir lo que ven, sin implicarse.
Siempre que sentimos algo va acompañado de un síntoma fisiológico, nos ruborizarnos al sentir vergüenza o atracción sexual, sudoración al estar nerviosos, aceleración cardiaca cuando tenemos miedo… Los alexitímicos tienen estas manifestaciones, pero no entienden que están vinculadas con una emoción.
Por ello, cuando alguien les pregunta “¿Qué sientes?”, la respuesta siempre es “no sé”. Ante un: “¿Me amas?” contestan lo mismo, porque no tiene idea de que todos esos síntomas fisiológicos “que son tan desagradables”… se llaman amor, es más, si la emoción es muy intensa, podrían llegar a pensar que enfermaron.
También son personas con reducida capacidad de fantasía y de pensamiento simbólico; por ello, su forma de hablar es monótona y monocorde, casi como la que uno imagina que tendría un robot. Tampoco son gestuales y tienen una expresión neutra en el rostro.
Según estima la Sociedad Española de Neurología, al menos un 10 por ciento de la población mundial ha perdido la capacidad de amar por este padecimiento, pero no todos los pacientes presentan el mismo grado de afectación, hay que establecer la distinción entre alexitimia de tipo primaria y la tipo secundaria.
La primaria se debe a una predisposición genética o anomalías neurológicas dadas al nacer. La secundaria, que es más frecuente, suele ser provocada por un episodio traumático o como respuesta a un entorno negativo u hostil, frecuentemente se quejan de dolores y molestias poco definidas, colon irritable, alergias o salpullidos.
También pueden sufrir de enfermedades como bulimia o falta de control de la ira. En realidad son expresiones mal canalizadas de sus sentimientos. La incapacidad para expresar las emociones también puede ser síntoma temprano de la enfermedad de Parkinson.
Y lo padecen más hombres que mujeres ya que el cerebro femenino cuenta con mayor cantidad de fibras de interconexión que facilita que estén comunicados el hemisferio derecho, que “siente” los afectos, y el izquierdo, que “los reconoce y los verbaliza”.
La importancia de sentir emociones es muy superior a lo que solemos pensar ya que éstas influyen muchísimo en la atención, la memoria y el razonamiento, y nos indican qué es lo importante ayudándonos a tomar decisiones.
Por eso, cuando no somos capaces de reconocer o interpretar emociones, no podemos utilizar esa valiosa información y es mucho más complicado tomar decisiones y crear vínculos sociales.
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