El más reciente reporte de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, OCDE, señala que nuestro país ocupa el último lugar entre los 26 países que integran éste organismo en inversión pública en educación.
La OCDE presentó el Panorama de la Educación 2008 donde hace un comparativo entre lo que invierte el Estado mexicano en educación universitaria, con lo que los padres de familia y los estudiantes mexicanos realizan en este rubro.
Pues bien, la diferencia es muy notoria, mientras que la inversión pública en educación va a la baja, los padres de familia y los estudiantes por su cuenta están metiendo más dinero alcanzando una inversión similar a países como Canadá, Italia, Corea, Reino Unido, entre otros, cuyas condiciones económicas son superiores a las de México.
Como quien dice, el gobierno mexicano está dejando en los hombros de los mexicanos la educación de nivel superior en esa tendencia de querer privatizar todo.
De hecho el gobierno está priorizando en el aspecto económico la lucha contra el crimen organizado por encima de programas sociales, lo que tendrá repercusiones en la calidad de vida de los ciudadanos.
Esa tendencia en reducir la inversión inició en el sexenio de Fox, entre el año 2000 y 2005 el gasto público fue de un 19 por ciento, mientras que durante el mismo período el gasto privado subió de un 20.6 a un 31 por ciento.
Al leer estos indicadores nos obliga a aludir a la conferencia impartida el pasado 28 de agosto por el doctor Juan Ramón de la Fuente, presidente de la Asociación Internacional de Universidades de la Unesco y ex rector de la UNAM quien señala que la política educativa tiene que trascender la inmediatez, lo sexenal.
De la Fuente advierte: “Nos estamos quedando atrás, nos están rebasando economías que hace 20 ó 25 años eran mucho más débiles y pequeñas que la nuestra, son ahora más grandes y robustas Y esto se ha traducido, no son simplemente estadísticas académicas, se ha traducido en el bienestar de las personas, en el ingreso percápita, en lo que gana la gente en promedio. Hay una correlación en muchos países entre inversión en educación y ciencia y gasto percápita, países que más invierten en educación y ciencia han logrado tener un ingreso percápita más alto¨.
El científico apunta también que el 80 por ciento de la investigación se realiza en las universidades públicas, el porcentaje restante proviene de entidades privadas.
Entonces, si el gasto público para las universidades públicas va a la baja, ¿qué se puede esperar para el país?
El gobierno mexicano no le presta atención a esta área por considerar que no es fuente redituable de ingresos económicos, pero los países que sí le han apostado a la investigación y la educación han logrado niveles de vida más altos para sus habitantes.
Ahora mismo lo vemos en Tamaulipas donde el Gobierno del Estado canalizó 108 millones de pesos al rubro de seguridad.
Por qué mejor no invertir ese dinero en educación, en lugar de tirarlo en un área donde de antemano sabemos que la lucha es desigual. Es como administrar un mejoralito a un enfermo de cáncer.
Y no hace falta ir muy lejos para buscar el mejoramiento en la educación, nada más es acudir con los maestros y alumnos de la escuela de Matamoros que ganó el primer lugar en la prueba Enlace y preguntarles cómo le hicieron, para que ese modelo se repita en otras escuelas del Estado.
Le aseguramos al gobernador que si destina esos 108 millones a la educación que la federación le ha obligado meter a seguridad, Tamaulipas obtendrá más beneficios y estos son imperecederos, trascienden más allá de un sexenio.
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