“¡Con la verdad me matas!”, dice el viejo refrán norteño, las palabras de aquel que fue voz y esperanza para todos los mexicanos a Luis Donaldo Colosio a casi 18 años de su artero asesinato; se escucha su voz más potente y recia pues la historia ha continuado y con ella la razón Colosio se la llevó con él.
Le sucedió Ernesto Zedillo que bien o mal cumplió con una sucesión violenta, con un entorno hostil lleno de villanía. Le sucedieron también los regímenes panistas de Fox, de Calderón y después de 10 años y fracción de gobierno; el país está totalmente resquebrajado, sin Idea, ni rumbo en una palabra sin saber que hacer.
Los hechos violentos se suceden uno tras otro en forma cotidiana, a todo lo largo y ancho de la república, grave pues como dice Fortino en su escrito, la cantaleta de la dupla PAN-PRD se les ha revertido.
La asociación de esos partidos es demoníaca, es simplemente la inmolación del PRD o lo que de él queda, el chuchicidio o harakiri japonés al estilo mejicano; en esta asociación solo se percibe la corruptela, la avaricia personal por mantenerse en el poder, a pesar de no haber podido y las muestras son claras.
Recular en la guerra como en el futbol es estratégico se “cede” para ganar, pero las mulas no cejan y así lo interpreta la ciudadanía que busca afanosa tranquilidad y paz, dinerito en la bolsa para comer, para solventar las más primordiales necesidades humanas.
La debacle es tal que el mismísimo presidente Calderón dijo que si en su partido no hay un candidato que llene el perfil buscaría un “externo”; peor palo no pudo haber dado la expresión del presidente que sumada a la del embajador norteamericano cuando dijo son grises, refiriéndose a los posibles candidatos panistas, ¿alguna otra pregunta?
El PRD perdió su sustancia, su voz y expresión, la Izquierda mexicana hace ya mucho que no existe, esta desapareció o se sumó a las filas del PRI, los chuchos fracasaron se vendieron al mejor postor.
En este caso el PAN y lo “salaron”, como dicen por acá, llegan después de 10 años y fracción a una sucesión presidencial, muy disminuidos, gastados, inexistentes, con un presidente vacilante y un futuro muerto.
La guerra caldereonista sin principio ni fin, esconde su origen en la negación, ellos la hicieron ahora es de todos, requerimos un presidente recio, duro, sin contemplaciones como en el Porfiriato, o se negocia o se sucumbe.
La sed y hambre de Justicia en México aún se exige, el grito de Colosio, vive en el horizonte mexicano, hastiado de inconsecuencias, de ingobernabilidad y de corrupción supina; si el pueblo no come como parece continuar así unirá sus fuerzas a los grupos armados y entonces la guerra calderonista de política y negocio.
Se convertirá ahora en insurgencia, los políticos lo ocultan, porque ellos han aprendido a vivir del silencio y la mentira, decir la verdad es un crimen de lesa humanidad, a pesar de que el pueblo la exige.
Por ello no es extraño que el pueblo gire su cara hacia el PRI, el partido que estabilizó a México y lo convirtió en lo que hasta hace 10 años era, no el desecho de hoy por la guerra y la violencia.
No exonero a quienes nos depauperaron amparados por el PRI, hicieron mal uso del poder, pero las instituciones han sido tan sólidas que ni sus robos ni desaciertos las destruyeron; regresar entonces no es dar ni ceder, es regresar al camino del progreso y del éxito que exigimos todos los mexicanos.
Colosio, y Rodolfo Torre aquí en Tamaulipas, desde su limbo, observarán su triunfo a pesar de su ausencia física.
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