En política la forma es fondo. Las relaciones entre los gobiernos de México y España están en pausa por la grosería del rey Felipe VI que no sólo se negó a dar respuesta a una carta enviada por AMLO, sino que además, la hizo pública en medios que la convirtieron en chunga. Pero en lo profundo, viene a resultar que España se ha convertido en uno de los más importantes bastiones de la ultraderecha y desde ahí encabeza los más importantes movimientos regresivos del mundo.
Vox, una agrupación de corte fascista que opera a nivel planetario desde España, ha tomado el poder en el reino gracias a una serie de circunstancias entre la que destaca la enorme corrupción (el padre del actual rey fugose y expatriose fiscalmente de España luego de descubrirse sus transas), además de la crisis económica que ha reducido drásticamente el poder adquisitivo de las clases populares, y la afectación de la economía productiva para favorecer la especulativa.
La politóloga Beatriz Acha considera que: “Vox no supone una ruptura con la tradición de la ultraderecha española porque su programa presenta ciertas similitudes con el discurso de otros partidos de ultraderecha. Así, por ejemplo, en materia social/moral el partido se posiciona contra el matrimonio homosexual y la ideología de género y contra el derecho al aborto, y a favor de la cadena perpetua”.
La situación de los jóvenes españoles fue expuesta por el expresidente cántabro Miguel Ángel Revilla, quien ha señalado que: “Lo que hay que hacerle a los jóvenes es pagarles salarios mayores a los que reciben ahora, puesto que después de haber hecho una carrera, recibir 1,200 euros, tiene que ser frustrante y lamentable. Si la gente recibe una buena retribución, la gente trabaja. Ahora si te pagan poco, la gente no trabaja”.
Además, España se ha convertido en un paraíso fiscal que atrae a ricos de todo el planeta, algunos de ellos mexicanos, como los expresidentes de ingrata memoria. Al respecto, dice el magistrado Luis Manglano Sada: “En estos tiempos de crisis, marcados por un agravamiento del desempleo, reducciones de salarios e incrementos impositivos, cuando se hace recaer sobre la población y los servicios públicos las medidas “reformistas”, cuando se apela a la solidaridad y a la austeridad, cuando se jibariza el estado del bienestar por falta de recursos, llama la atención la flotabilidad de algunos privilegios, la intangibilidad de este paraíso fiscal”.
Entonces, no se trata sólo del desdén del rey de España, sino de la injerencia de la ultraderecha española en asuntos de México. Nada menos, el jueves 2 de septiembre de 2021, un grupo de senadores del PAN y el PRI, se reunieron con una comitiva de la asociación española Vox para firmar la denominada Carta Madrid que habla sobre la defensa de la libertad y democracia, y la intención de frenar el avance del comunismo.
Durante los gobiernos neoliberales en México, se dijo que “la relación bilateral excede habitualmente los protocolos que se mantienen con otros países. No existe un mandatario del país europeo que no haya visitado México durante la administración de cada nuevo presidente mexicano, sumando también las visitas de SS. MM., los Reyes a dicha nación”. Y que: “La Inversión
Extranjera Directa española en México se ha concentrado en los sectores financiero, de telecomunicaciones, de infraestructura y de servicios culturales”.
Pero, cuando el gobierno de AMLO revisó los contratos leoninos y los ajustó, empezaron los asegunes. Iberdrola, en lugar de pelear, vendió; pero el resto, con el apoyo de los expresidentes que allá viven, han emprendido una guerra diplomática y mediática que los mexicanos bien nacidos no aceptan y rechazan categóricamente, porque hace muchas décadas que dejaron las plumas y el taparrabos. ¡Bien por México y su gobierno!