Ahora que Humberto Moreira está pasando sus primeros días encerrado en una cárcel de Madrid, los políticos de todos los niveles en México han de que estar mordiéndose las uñas por aquello de que pudieran tener una historia similar al ex dirigente priísta.
Supongo que hoy más de uno y una, y sus familias, le han de pensar dos y tres veces antes de viajar al extranjero, porque si en suelo mexicano logran hacer de las suyas sin recibir castigo, otros países se apuntan para seguirles la pista y como dejan muchas señales porque se ponen a gastar como locos y locas, entonces es más fácil perseguir el rastro del dinero. Ya lo hemos escrito: “follow the money” y encontrarán muchas respuestas acerca del por qué México sigue hundido en la corrupción y la impunidad.
Paradójico e histórico que haya sido un gobierno europeo el que le pusiera el cascabel al gato en eso de encarcelar y enjuiciar a un político coahuilense acusado de malversación de fondos, blanqueo o simplemente robo, aún no se sabe a ciencia cierta cuáles serán los cargos.
España anda tras el dinero mexicano, igual que Estados Unidos. Los peces gordos que acceden a cantidades descomunales de recursos públicos que no tienen que aclarar su procedencia, ni explicar en qué los aplican, son los más codiciados por gobiernos extranjeros.
Lo más deplorable de toda esta historia de corrupción solapada es que otros países hacen uso de recursos que pudieran ser producto del trabajo de los mexicanos que con sus impuestos cubren parte de las necesidades del país.
Eso es lo más nefasto, que mientras aquí las necesidades día a día crecen, el dinero que pudiera servir para atenderlas resulta que termina en manos de vaya a saber usted quién.
Seamos claros, la desvergüenza de los políticos y sus familias raya en el escarnio hacia la clase trabajadora, hacia los estudiantes, hacia las amas de casa, hacia todo aquel que batalla para cubrir las necesidades de su familia.
Vemos cómo los políticos y sus familias muestran en páginas de sociales, en portales de Internet, en su Facebook la riqueza obtenida quién sabe como, con ropa, viajes, joyas, zapatos de marca, es un exhibicionismo atroz.
Y luego cuando se les cuestiona afirman que procede de sus negocios, ¿cuáles? Son pocos los que han construido empresas sin servirse de los fondos públicos, es más muchos de los empresarios llegan a la politica quebrados, a más de uno se le ha visto haciendo antesala para que le paguen sus facturas en Tesorería del gobierno y luego los hacen candidatos o les asignan un cargo público y sus finanzas se sanean de la noche a la mañana.
Esa es la historia repetida hasta el hartazgo en este país y pareciera que somos incapaces de ponerle freno a tanto abuso, por eso abren el espacio para que autoridades extranjeras los enjuicien porque aquí ni proceso les abren.
Al leer las notas que publican medios de otros países respecto al caso Moreira, la descripción que realizan del profesor bailarín es que le gusta el derroche y compartirlo, así como repartía besos, también dinero y beneficios, por eso se volvió popular y no se duda que parte del recurso esquilmado mediante créditos millonarios haya ido a parar a la campaña presidencial encabezada por Enrique Peña Nieto.
Pero no nos apuremos, ya dice Manlio Fabio Beltrones que “no le gusta prejuiciar” y que hay que esperar a que el juez español diga cuál es la acusación contra su compañero de partido.
Esas declaraciones el dirigente nacional priísta las da a regañadientes, se nota que no se siente cómodo en un papel que le han obligado a caracterizar, si como dice un periódico español Humberto Moreira al momento de su detención se puso a discutir con los policías, qué mensajes les estará enviando desde allá por aquello de que decidan dejarlo morir solo, seguro que no son ni besos, ni dinero.
Correo electrónico: derrotero@hotmail.com
Twitter: @derrotero_mx
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