Nos gana el sentimiento, el corazón nos late más rápido al redactar esto, se nos agolpan las palabras, las ideas, las frases que desearíamos expresar, para tratar de ser más efectivos en esta intentona de llegar hasta el último de los ex alumnos de nuestra amada Escuela Secundaria Federal número Uno, para solicitarles su ayuda.
Hoy urge que todos cooperemos como nos sea posible, incluso los extraños a la misma, si es que en este pueblo, en su crecimiento como ciudad, alguien se puede decir ajeno a ella y a la luz que arrojó por doquier en su gente.
Y decimos lo anterior, porque basta decir que en esta construcción, nacieron también la Secundaria número 2 Juan Ruiz de Alarcón; las escuelas Secundaria y Preparatoria Nocturna para Trabajadores Emiliano Zapata; la Escuela Normal Cuauhtémoc; y por supuesto, nuestra no menos gloriosa Preparatoria Federal por Cooperación número Uno.
Hagámoslo por esos pilares de la docencia que llamaron a todos sus habitantes en edad de merecer, a que acudieran a abrevar de su conocimiento, ese que abre mentes, que da lucidez hasta a los seres más cerrados.
Encumbrados nuevolaredenses, brillantes científicos, excelentes profesionistas, prósperos empresarios, exitosos comerciantes e incluso políticos de altos vuelos (y gente un poquito peor que eso, pero sí se le puede llamar, muy “exitosa” en lo suyo), hoy deben, todos debemos, corresponder a quienes nos dieron las primeras herramientas para llegar hasta donde cada uno estamos hoy.
Y en “nos dieron”, incluye también a nuestros abuelos y padres, quienes nos sacaron adelante a nosotros.
13 DE OCTUBRE DE 1931
La escuela, su parte tangible, nos requiere a todos, ya, ahora mismo.
Ayudemos a nuestra querida Secu Uno, sí, a la hoy llamada Profesor Juvenal Boone Flores, porque no podría ser de otra manera, pues no existe ni en el vocabulario, ni en la mente de todo ser humano enterado del tema, un nombre más propio, exacto, único, justo y correcto que el de ese prócer local, el de tan excelso apostolado de la docencia.
El Centro Educativo Profesor Juvenal Boone Flores, pide un granito de arena a todos sus arquitectos e ingenieros… y doctores y químicos y profesores y abogados y de toda la gente de otras profesiones, técnicas para volver a levantar su edificio ese que se inauguró el 13 de octubre de 1931.
No queremos pecar de olvidadizos, por eso no citamos un solo nombre, además de el del “Profe Juvenal” (un servidor se pone de pie, al estar leyendo este nombre), para referirnos a los pro hombres y a las heroínas que en Nuevo Laredo, nos regalaron la luz, la enseñanza.
Es de bien nacidos ser agradecidos y de mejor portados, el corresponder, esto va para cada uno de los que pasamos por ese templo de la educación.
Y sí, tal vez ahora, en este momento, muchos creemos que debemos ayudar al rescate físico del edificio de nuestra querida escuela, pero ya sabemos que de bien intencionados está empedrado el camino al infierno.
Insistimos, esto va para el más oscuro y nefasto de cada uno de los que fuimos beneficiados, en las aulas de la Secundaria Uno, hay que acercarnos a ofrecer nuestra ayuda.
Se está cayendo en pedazos, pareciera falsamente, que no hay poder humano gubernamental que impida su debacle, los gobiernos de los tres niveles se han negado, el que más, ha dado un “mejoralito”, una enjarrada por aquí, una reparada de tubería por allá.
Debacle, porque eso será, si ocurre un verdadero desastre, mismo que luego, cuando ya haya pasado, entonces sí llamará mucho la atención de todos nosotros.
Y será cuando muchos digamos: “¡Es un crimen!”.
En Nuevo Laredo, en el país y en extranjero, somos muchos los “Ex A Secu Uno”, así que no nos hagamos patos y vamos arrimándonos a ver en qué podemos servir.
Discussion about this post