El oficio de político es casi un arte, con un conocimiento que sin importar lo que está escrito desde hace siglos con gran detalle por ilustres políticos y pensadores, requiere de una sensibilidad única.
Aunque esto se detalla en letras algunas “de oro” el uso de los conceptos y su manejo nos indica que sólo la experiencia es capaz de otorgar a quien la posee, ese toque de sabiduría de sensibilidad exquisita, conocimiento, que repito sólo el roce y experiencia pueden otorgar.
Desde hace tiempo, años tal vez, he mencionado en varias ocasiones, que cuando un gobierno cambia, acude con una cauda de inexpertos funcionarios incluido el mismísimo representante principal.
Son personas asiduas de una inexperiencia que transitan en sus inicios dando traspiés de error en error, de inicio como un retraso en el buen funcionamiento de la oficina, hasta que los elementos de nueva inclusión -que son todos- aprenden lo que tienen que hacer.
Esa detención en el desarrollo presidencial gubernatura o alcaldía, nos cuesta a todos -como refiero el aprendizaje y por ende los proyectos nacionales que debían ser supervisados y aprobados por las cámaras legislativas- se pierden haciendo que el gasto del proyecto y su realización quede en el aire.
Lo mismo ocurrirá en el inicio de los gobiernos subsecuentes, todos esos proyectos se desechan habiéndose perdido en su momento, tiempo dinero y progreso.
Cada gobernante tiene sus ideas y piensa que estas son las mejores y tal vez lo sean, pero para demostrarlo cuesta mucho y por ello toda la estructura ciudadana nacional padece y sufre con cada cambio, al son de preguntarse ¿qué traerá? ¿qué se le ocurrirá? ¿cómo lo hará? ¿cómo nos irá a ir? Son pérdidas de tiempo y dinero.
Me refiero insistente, porque la gente busca “caras nuevas” las que por muy carismático, agraciado (a), habrán de cursar como todos el aprendizaje de un gobierno inicial, todos sin la experiencia necesaria y muchos sin oficio político.
A diferencia de quienes han participado en puestos públicos -hay buenos y malos- saben la mecánica de su desarrollo para que una nación como la nuestra no sufra esas detenciones en cada cambio gubernamental.
A mi juicio deben escogerse candidatos con oficio y sentido político, que sepan lo que van a hacer en su encargo y que las Cámaras no sean sumisas, sino por el contrario vean por el beneficio de la nación, no el su encargado en turno.
Para evitar dichos descalabros, debemos tener un proyecto de Nación o de Estado o Municipio, no una invención sobre las rodillas, en momentos de campaña para favorecer a unos cuantos.
Si queremos ser eficientes en ese aspecto, hay que tener orden, luchar por proyectos de beneficio productivo y colectivo, para con ello la corrupción baje su perfil.
Discussion about this post