El pasado martes, el gobernador Eugenio Hernández Flores daba a conocer una estrategia anti crisis para amortiguar el impacto de una inminente recesión global que ya se empieza a sentir.
Ahí dijo que estas crisis ofrecen áreas de oportunidad y en efecto, las hay y muchas.
Pero ¿Qué tanta oportunidad puede tener una empresa que empieza a ver que sus ventas caen, que el costo de sus insumos se eleva perdiendo competitividad y que el saldo en sus pasivos y su liquidez se separan cada día más? La respuesta es mucha. Veamos.
La palabra crisis, en la caligrafía China, se escribe uniendo los símbolos de peligro y oportunidad.
Y en este vendaval financiero mundial, la principal consecuencia que enfrenta la economía real es la falta de liquidez, es decir las empresas nacionales, locales o mundiales no tendrán dinero para enfrentar sus compromisos operativos y financieros.
Tratarán de recurrir al financiamiento de bancos pero el crédito se hará más selectivo, precisamente para evitar que los bancos en México caigan en la misma situación que detonó esta crisis: el otorgamiento de créditos a personas que no tenían la solvencia para pagar sus deudas.
Ahora bien, uno de los argumentos más mediocres de nuestros líderes empresariales es que la banca no presta, lo cual en sí mismo es un absurdo debido a que prestar y captar dinero es la esencia del negocio bancario.
Lo que sucede es que tras la crisis de 1995, el gobierno endureció las reglas para que los bancos no presten a cualquiera, esto es, la ley les prohíbe prestar a empresas quebradas, sin controles internos y sin perspectiva de negocio o con fundamentos operacionales endebles.
¿Cuales empresas acceden al financiamiento?, las que pagan impuestos, no engañan al IMSS, las que no son descapitalizadas para sufragar los gastos personales de los dueños y obvio, las que ofrecen productos y servicios con valor agregado, con calidad y a precios competitivos.
Claro que este tipo de empresas no suelen tener problemas. Sin embargo, el consumo caerá y las principales ciudades de Tamaulipas ya lo resienten.
Por eso, las empresas que no entran en la categoría descrita no tienen más remedio que encontrar una oportunidad en esta crisis financiera mundial.
El problema es que el 95 por ciento de nuestras 87 mil empresas tamaulipecas no cuentan con esquemas de planeación estratégica, no miden la ejecución de sus planes de negocios, carecen de información contable y financiera veráz y tampoco estructuran sus proyectos de inversión.
Peor aún, estas empresas, las llamadas Pymes generan aquí en Tamaulipas el 85 por ciento de los empleos por lo que, o ven en esta situación económica de crisis una oportunidad para mejorar o el mercado se encargará de expulsarlas y entonces sí, habrá problemas (www.frenteeconomico.com).
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