Otra vez en Tamaulipas
habría traiciones al PRI 

La ofensiva de la Procuraduría General de la República para poner en una vitrina la cara sucia del PRI en Tamaulipas, con el caso del ex gobernador Tomás Yarrington Ruvalcaba acusado de lava-dólares del narco, seguramente dará resultados en la preferencia electoral a menos de un mes de las elecciones.

Y si llama la atención que las instituciones federales en manos del PAN sean usadas con claros fines electoreros, más sorprende que dentro del gobierno del Estado estén con los brazos cruzados ante esta vapuleada al partido tricolor, como si algo se hubiera pactado en lo oscurito.

Como siempre, hay situaciones que no se alcanzan a ver. Cosas de la truculenta política, porque no es posible que el gobernador Egidio Torre Cantú haya frenado abruptamente la aplicación de la justicia cuando llevaba de 3-3 enviados a prisión.

Oscar Pérez Inguanzo, ex alcalde de Tampico emanado del PRI; Mario Ruiz Pachuca, jefe de asesores del ex gobernador priista Eugenio Hernández Flores, y un ex dirigente del PRD, Francisco Chavira Martínez.

También sorprende que a nadie de Acción Nacional se le haya puesto la mano encima en el actual gobierno, como si las baterías estuvieran dirigidas solamente a ilustres miembros del Revolucionario Institucional, el partido que manda en Tamaulipas. Por si usted, lector, no lo sabía.

A estas alturas es notorio que en Tamaulipas algo se cocinó para complacer al agónico presidente Felipe Calderón Hinojosa, porque no es casualidad que, por una parte, la Federación puso a temblar al PRI por el caso Yarrington, mientras por otra, el Estado ni las manos mete.

Seguramente, de llegar Enrique Peña Nieto a la presidencia, habrá una sacudida en Tamaulipas de grandes proporciones.
Pero a cómo va en picada el candidato del copete, no se descarta que otra vez el Estado se pinte de otros colores, menos de verde, blanco y rojo, como pasó hace seis años cuando Hernández Flores ordenó votar contra el candidato del PRI, Roberto Madrazo Pintado.

Falta poco menos de un mes (tres semanas y días) para que se empiecen a hacer los recuentos de los daños en Tamaulipas.