Pinoccio, 1940
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El estrujante clásico remite a la búsqueda del amor maternal, que todo ser humano necesita.
En este caso, la odisea por la que pasa Pinocho es inusual, al ser un niño de madera, que es manipulado, maltratado y despreciado por el entorno, que solo lo observa como un objeto al que debe extraérsele utilidad.
Con escenas y temática impresentables en la época actual, se muestra la historia animada de un títere creado por el artista carpintero Geppeto que, una noche, por encantamiento, cobra vida, lo que convierte al viejo en un padre tardío, y le llena de alegría el corazón. Pero las acechanzas del mal, de parte de un zorro perverso conocido como el Honrado Juan, hacen que el chico desvíe el camino y solo pueda ser ayudado, por su incondicional camarada Pepe Grillo, que es su conciencia y que lo guía en sus decisiones morales.
La película es una angustiante odisea en la que el protagonista anhela ser querido y quiere convertirse en un niño de verdad, para obtener valor ante el mundo.
Tiene el final más espantoso en la historia de Disney, con una escena de violencia gráfica insoportable. Aunque al final, la historia se ajusta y proporciona un epílogo feliz y complaciente.
Es buena, pero con imágenes perturbadoras.
Y ya viene este año la versión live action con Tom Hanks)
(PG. Orientación de los padres)
@LucianoCamposG